Según Anfac, la principal patronal española del automóvil, el 60% de los vehículos que llegarán entre el 2019 y el próximo año 2020 contarán con una versión electrificada.

Este porcentaje confirma el compromiso de los fabricantes con la movilidad más ecológica. Eso sí, un compromiso en cierta manera obligado por las restrictivas normativas mediambientales europea que entrarán en vigor en los próximos meses.

Quizá esta circunstancia es la que ha propiciado que tan solo en lo que va de año ya se hayan registrado un 42% más de matriculaciones de modelos eco que en el mismo período del pasado año 2018, aunque su peso en el mercado en términos absolutos todavía es pequeño.

Por este motivo, no es de extrañar que el catálogo de este tipo de vehículos sea cada vez más amplio. A los populares coches híbridos —tanto enchufables como autorrecargables— o a los 100% eléctricos, hay que sumar los movidos por el gas natural comprimido (GNC) e incluso los que hacen servir el hidrógeno.

Entre todos ellos, el GNC se yergue como la opción más solicitada. Los modelos de gas acumulan en estos primeros siete meses 17.839 unidades matriculadas, es decir, un crecimiento de un 61,8% con respecto al 2018. Y como los híbridos, se benefician de la etiqueta Eco de la DGT.

Incertidumbre // Ante esta llegada masiva de coches sostenibles, las marcas se ven en la necesidad de crear una demanda que crezca paralelamente a la oferta. Pero, sobre todo, se les plantea a dichas firmas el reto de proporcionar los estímulos de compra necesarios para un cliente que, ya sea por la falta de infraestructuras, por la incertidumbre que rodea al porvenir de los coches tradicionales o por los cambios constantes de legislación, no sabe qué camino elegir.

Sin duda, todos estos son motivos que pueden llegar a empañar un futuro que está llamado a teñirse de verde.