Que nadie se engañe. Ser agricultor sigue estando mal visto. Ningún padre quiere que su hijo se dedique a producir naranjas o criar cerdos. La de agricultor y la de ganadero es una profesión llena de estereotipos, un trabajo duro, sin un sueldo fijo al mes y con muchos gastos a los que hacer frente. Esa a la que solo se dedican los que no valen para estudiar. Pero quienes aman el oficio llevan años reclamando su dignificación. Son empresarios del mundo rural, pero el problema es que pocos se lo creen. Cada vez más gente formada apuesta por el campo. Ingenieros, econonomistas.... pero son insuficientes.

Frente a la creencia popular de que la crisis ha impulsado la actividad en el campo, la realidad es que la agricultura sigue perdiendo agricultores. ¿Cuántos? En Castellón quienes se dedican profesionalmente al sector son hoy un 34% menos que hace ocho años, según datos del Ministerio de Empleo y Seguridad Social. Desde el 2008, cuando la actividad empleaba a 6.635 personas, se ha pasado a 4.355.

El sector pierde trabajadores en un momento en el que el relevo generacional es una cuestión urgente. Lo es es Europa, en España y, en Castellón, todavía más. Las cifras que manejan tanto la Unió de Llauradors como la Federación de Agricultores de Castellón (Fepac) hablan de que tan solo el 5,7% de quienes viven del campo en Europa tienen más de 35 años. En el conjunto nacional el porcentaje baja al 5,3%, mientras que en Castellón ni quiera llega al 4%. “Aquí estamos peor. El problema es que la Administración no cree en nuestra agricultura, y si cree no lo demuestra”, denuncia Héctor Molina, responsable de Jóvenes de Fepac-Asaja.

Para impulsar ese tan ansiado relevo generacional, la Conselleria de Agricultura lanzó a principios de años una línea de ayudas. a la incorporación de jóvenes al sector. Era la primera vez que se convocaban después de tres años de parón. Hace una semana acabó el plazo de presentación de solicitudes y en Castellón han sido 150 los menores de 40 años que optan a las ayudas. En la Comunitat han sido casi 900 quienes accederán a una línea de subvenciones de 10 millones de euros.

LAS AYUDAS BIEN, PERO POCAS // Aunque los datos son positivos, organizaciones como Fepac creen que es necesario avanzar mucho más. “Es muy poco dinero para la necesidad real que tiene el sector y, lamentablemente, muchos de quienes han solicitado la ayuda se van a quedar fuera”, apunta Molina, que critica también que el modelo de ayudas prima la constitución de cooperativas.

La convocatoria de ayudas dará alas a nuevos empresarios, pero ser emprendedor en el campo sigue siendo una opción minoritaria. Y si se llega de fuera es casi imposible. “Hay que apostar por la agricultura y hacerlo en una Comunitat con 170.000 hectáreas abandonadas”, sentencia. H