Su imagen todavía permanece en la memoria colectiva y en la retina de muchos castellonenses. Fue lugar de paseos al sol, de noches de fiesta inolvidables, de escenario donde Cupido lanzó sus flechas del amor para iniciar noviazgos entre parejas... La antigua Pérgola, un jardín romántico sobre el que surgió la nueva en el año 1971, --un pabellón multiusos de dudosa estética, pero de pleno rendimiento--, resucitará tras el anuncio del Ayuntamiento de recuperar un espacio que fue entrañable durante décadas y quedó atrapado en la nostalgia.

El consistorio demolerá la actual estructura de hierro en forma circular que ocupa el vértice del paseo González Chermá para devolver a la vida un enclave que fue todo un símbolo para la ciudad. Fue una referencia.

Como evoca el que fuera arquitecto técnico municipal, Joaquín Tirado, la Pérgola "era un recinto al aire libre en forma circular; rodeado de viguetas de hormigón, con pilares revestidos de azulejos; con un banco periférico de piedra, que tenía una barandilla de hierro encima del respaldo; el pavimento del suelo era de baldosa cerámica y estaba decorado". "En el centro del círculo había un pequeño estanque y dentro del mismo otro ajardinado con palmeras y distinta vegetación", describe Tirado.

Un rincón en el que sobresalía el edificio de la capilla del antiguo cementerio sobre el que se construyó el recinto. Tirado lamentó desde un principio la desaparición de esta zona del parque Ribalta, que era muy querido por los castellonenses. Incluso él propuso al alcalde que ordenó el derribo del jardín que la nueva Pérgola fuera construida sobre el paseo del Obelisco, pero no se le hizo caso. De esta forma, sobre las cenizas de la antigua se edificó el pabellón que hoy todos conocemos y que, a tenor del anuncio del consistorio, tiene los días contados.

Y es que la antigua Pérgola, en sus más de cien años de existencia, marcó todo un hito en la esencia ciudadana. El jardín se crea en 1869 y se diseña sobre los cimientos del que fue segundo camposanto que tuvo la ciudad, junto a la también desaparecida ermita del Calvario. Una necrópolis bendecida en 1804, y que fue costeada por el párroco de Santa María, Lázaro Ruiz.

Lugar de esparcimiento

Y, desde su génesis, la antigua Pérgola se convierte instantáneamente en eje de esparcimiento y ocio de los castellonenses. Así, no solamente es lugar de paseo, sino también de disfrute generalizado en verbenas y eventos que reunían, casi todas las semanas, a centenares de ciudadanos durante el año.

El propio Joaquín Tirado recuerda "las fiestas del pato, durante les festes d´agost y que tenían como escenario este recinto circular de la ciudad.

Otros testimonios de castellonenses recuerdan los conciertos de famosos cantantes del momento, que actuaron sobre el tablado que se ubicaba delante del edificio de la antigua capilla, que servía de camerinos improvisados. Así, desfilaron, entre otros, José Guardiola o la cantante María Rosa, mientras la ciudad se dejaba llevar por la impronta de esta Pérgola cercana, familiar y amable.

Décadas de oro

Y es que buena parte de las horas lúdicas de los castellonenses transcurrieron, fundamentalmente, en las décadas de los 40, 50 y 60 del pasado siglo, en este recinto. No había prácticamente ningún acontecimiento urbano que no pasara por la antigua Pérgola. Por ejemplo, la que fue durante años típica Tómbola de Caridad que se celebraba en la mañana del sábado del Pregó tenía como marco la glorieta ajardinada. Por no hablar de la imagen del guarda del parque, el llegüero, que realizaba sus rondas de vigilancia por el tranquilo y apacible jardín romántico.

En la década de los 80, y fruto de ese recuerdo constante de los castellonenses a su Pérgola expoliada, el que fuera alcalde Antonio Tirado hizo una réplica de la antigua en una plaza situada a espaldas del Grupo Grapa.