El sector azulejero de Castellón todavía tiene mucho por recorrer en el camino hacia la industria 4.0, aunque ya se encuentra inmerso de lleno en una realidad que transformará de forma profunda sus procesos y que, si bien ofrece muchas oportunidades a empresas y profesionales, también conlleva riesgos para la competitividad y el empleo. De la posibilidad de que las compañías tengan capacidad para invertir en los próximos años y adaptarse a estos cambios dependerá en gran parte la minimización de esos peligros.

Esa doble visión --¿oportunidad o riesgo?-- de un proceso que ya no es futuro sino presente recorrió la primera jornada del XV Congreso Internacional del Técnico Cerámico, que se celebra hasta hoy en la sede de la FUE-UJI y al que asisten más de 200 profesionales vinculados al sector. Fue el presidente de la Asociación de Técnicos Cerámicos, Juan José Montoro, quien situó el marco del debate al señalar la urgencia de «situar al técnico cerámico en el centro de la transformación digital». Montoro estuvo acompañado en la presentación del evento de la rectora de la UJI, Eva Alcón; del presidente de la Diputación, José Martí, y de la directora general del Ivace, Júlia Company.

SURFEAR LA OLA

Quien más claro fue sobre la profundidad de los cambios que se avecinan fue el director del ITC-AICE, Gustavo Mallol, que pidió al conjunto del sector un «cambio de mentalidad» porque la industria 4.0 «es una ola que está llegando y si no nos preparamos para surfearla nos arrasará». Este experto afirmó que el clúster cerámico aún está en proceso de interiorización de todo lo que supone esta mutación y dejó claro que, pese a que ya ha habido tímidos avances, el trecho a recorrer es todavía mayúsculo no solo en el proceso de fabricación sino también el contacto con proveedores y, sobre todo, con unos consumidores que cada vez son más exigentes en la calidad y piden productos más personalizados.

En la necesidad de avanzar hacia una producción «flexible» incidió el responsable de marketing de Omron Electronics Iberia, José Baena, que instó a las compañías a adoptar de forma progresiva la robótica y la automatización en sus plantas.

LOS RIESGOS

Tanto Mallol como sobre todo Baena son expertos ajenos a la realidad cotidiana del sector azulejero y, cuando tomaron la palabra profesionales vinculados a las empresas del clúster, fue evidente un cambio en el tono, en el sentido de aceptar los cambios pero también de analizar los problemas y peligros que conllevan. Lo hizo Paco Negre (Grupo Esmalglass-Itaca-Fritta) cuando advirtió de que cambios muy rápidos pueden afectar al modelo de negocio, por lo que pidió «ir con mucho cuidado». También María José Cabrera (Vidres) mostró cierto «agobio» ante unos cambios que van «demasiado rápido».

«Se dice que las empresas cerámicas deberán incorporar en los próximos años analistas de datos, matemáticos o estadistas. Me pregunto qué pasará con el saber hacer del técnico cerámico», reflexionó esta profesional.

Negre recogió el guante y se mostró convencido de que las empresas «son y serán personas», con lo que seguirán siendo necesarias si combinan «actitud y aptitud». En la misma línea se pronunciaron un Mallol que pidió «no asustarse» a los presentes y Baena (Omron) que centró su ponencia en la opción de una «relación harmónica hombre-máquina».