El presidente de Cajamar, Eduardo Baamonde, ante la asamblea general ordinaria de delegados celebrada ayer, expuso como principal elemento diferenciador de la entidad su especialización agroalimentaria, destacando la apuesta de Cajamar por la economía productiva y sostenible, basada en el conocimiento, la innovación y la responsabilidad social.

En el transcurso de su intervención, Baamonde valoró los aspectos más relevantes de la actividad económica y del desempeño social de la entidad, así como las previsiones y principales planes previstos para el presente ejercicio. «Debemos seguir creciendo, a nuestro ritmo, aprovechando nuestras fortalezas y la singularidad y diferenciación que nos proporciona ser la única banca cooperativa española en el grupo de entidades significativas bajo el Mecanismo Único de Supervisión (MUS)», manifestó.

En este sentido, el presidente de Cajamar señaló que la evolución de la entidad es muy positiva en su fortalecimiento y expansión, a pesar de la coyuntura económico-financiera condicionada por el mantenimiento de los bajos tipos de interés, la existencia de incertidumbres políticas globales y el inicio de una desaceleración económica que empezó a evidenciarse a partir del segundo semestre del año 2018.

resultados // «Hemos conseguido mejorar nuestra solvencia, disminuir nuestro activo irregular e incrementar nuestra inversión crediticia sana, así como los recursos gestionados», resumió.

Cajamar cerró el ejercicio 2018 con 3,4 millones de clientes, de los que más de 1,5 millones tienen una alta vinculación. Asimismo, el 47% de ellos son digitales, un 11% más que en el 2017.

Por su parte, el director general, Francisco González, presentó la cuenta de resultados del año pasado, que logró elevar todos los márgenes respecto al ejercicio anterior, con un crecimiento del resultado neto del 29,9%. Esas cuentas ascendieron el 2018 a 65 millones de euros, 15 más que el ejercicio anterior, y la entidad tiene 1.331.255 socios.