Castellón no es un destino relevante en el mercado turístico internacional. Reiteran esta idea las cifras dadas a conocer desde Turisme Comunitat Valenciana, que indican que al contrario que en Valencia y Alicante, la provincia perdió cuota de visitantes extranjeros el año pasado. En este contexto, y poniendo la lupa sobre las distintas modalidades alojativas disponibles, los cámpings son los que están sabiendo moverse mejor en este complicado escenario, ya que hasta el 45% de sus clientes durante el año pasado llegaron desde fuera de España, un porcentaje mucho más elevado del que registran otro tipo de establecimientos.

Más allá de los datos de Frontur publicados esta semana por Mediterráneo, que cifran en 523.934 las personas de otros países que estuvieron en Castellón durante el pasado ejercicio, las de alojamiento indican que, de ellas, 350.429 se registraron, aunque sea una noche, en un establecimiento reglado en la provincia.

La mayoría, 194.832, lo hicieron en hoteles. Sin embargo, solo significan el 16% del total de clientes de esta modalidad de hospedaje durante el 2018 (1.210.005), exactamente el mismo porcentaje de foráneos que el que registran los apartamentos turísticos (47.405 usuarios de 284.970). Las peores cifras con diferencia las marca el turismo rural de Castellón, que solo logra un 2% de clientes procedentes de otros países (1.077 de 46.558).

al alza // Por su parte, los cámpings atrajeron el año pasado a 236.792 personas, y de ellas, 107.115 eran extranjeras. «Llevamos varios años subiendo, y eso se traduce en que se abren más establecimientos», explica José María López, presidente de la Asociación de Cámpings de Castellón. El perfil del turista es claro: centroeuropeo, de la tercera edad y que busca tranquilidad, por lo que desaparece en verano.

«De septiembre a marzo, el 90% de los campistas son extranjeros y el 10% españoles. En verano, el porcentaje es justo el contrario», indica. Esto hace que los negocios puedan abrir en temporada baja «para cubrir gastos y mantener al personal todo el año».

Desde el cámping Bonterra, Fernando Bonet relata que la buena calidad de la oferta de los establecimientos está ayudando a que cada vez lleguen más personas de fuera de España. «Por ejemplo, los bungalows no deben estar orientados al norte, sino al sol, porque es lo que buscan cuando vienen aquí», indica.

POCO PESO // La otra cara de la moneda la representa el turismo de interior, que no está sabiendo captar la atención del turista internacional. «Es un problema de difícil solución», admite Joaquín Deusdad, presidente de la Asociación de Turismo Rural de Castellón, «ya que todos los destinos tienen interior, pero no todos tienen costa, y eso es lo que buscan aquí los extranjeros. Lo que les apetece es buen tiempo y playa».

No obstante, indica que sí que se pueden dar pasos en este sentido: «Hay que desarrollar productos muy específicos, como el birding, con los quebrantahuesos que hay en la Tinença. Y vendernos mejor. ¿Por qué se conocen los cerezos del Valle del Jerte y no los almendros del Maestrat?». H