Semana clave para dilucidar cuál es el futuro de la Confederación de Empresarios de Castellón (CEC). La junta gestora de la patronal castellonense ha fijado que convocará su asamblea general el próximo 25 de noviembre. Se trata del órgano que tiene la potestad para tomar las decisiones y que deberá posicionarse a favor de la formalización de la demanda de concurso voluntario de acreedores con el fin de tratar de darle viabilidad.

Se apuran así al máximo los plazos, ya que expira el día 28. Otra cosa es que la opción sea suficiente para hacer frente al gran agujero que tiene la organización en sus cuentas.

Y es que una cosa es la voluntad y otra la realidad. La sectorial Ascer, del azulejo, ya se posicionó en contra de esta opción, al considerar que la deuda acumulada es de tal magnitud que no habría capacidad financiera para hacerle frente, ni aunque las organizaciones que la conforman se pusieran al día de los pagos. De ahí que se mostrara partidaria, junto a alguna otra entidad, de dejarla caer y refundarla en una nueva organización, limpia de cargas, a pesar de la imagen que esto supone a nivel social.

Por eso, la opción de liquidarla siempre estará sobre la mesa, en función de la capacidad de sacar adelante el plan de viabilidad.

Como ya publicó Mediterráneo, la auditoría de la organización arroja hasta el año 2015 unas pérdidas de 1,7 millones. A estos números se sumarían las del ejercicio 2016, del que ni siquiera se ha aprobado su presupuesto. Y por supuesto, sin olvidar que un juzgado está investigando un presunto fraude de la entidad en fondos recibidos para cursos de formación que ascienden a 1,2 millones de €. Una cantidad que, en el caso de tener que devolverse, sin contar la multa, se presume imposible de digerir.

Ayer hubo una nueva junta directiva extraordinaria por la que se aprobaron las cuentas del 2015, ya conocidas, oficializando el agujero de la CEC.