La fruta estrella del otoño ha dado alegrías a los productores en primavera. El fuerte incremento tanto de la demanda interna como de las exportaciones a Europa, debido a factores como la necesidad de muchos consumidores de tomar vitamina C ante el coronavirus, han confirmado que la campaña 2019-2020 es una de las más insólitas que se recuerdan. Según el balance efectuado por la Unió de Llauradors los precios aumentaron una media del 82%, pero el descenso de la producción ha hecho que esto se note apenas en un 20% en la renta del agricultor.

El responsable de este segmento en la Unió, José Francisco Nebot, añadió que en el caso de Castellón esta situación se acentúa. «Las clementinas copan la mayoría de variedades cultivadas en la provincia, fundamentalmente la clemenules, y en esta temporada el número de kilos fue de casi la mitad», destacó. En cuanto a los precios «la subida resultó menor, al situarse sobre el 40%, por lo que la mejora de los beneficios se limitó a un 15%», remarcó.

Nebot también destaca otro factor negativo, como la presión que ejercen los países del hemisferio sur, que ha sido en repetidas ocasiones criticada por las organizaciones agrarias, por la competencia desleal que crean los acuerdos con terceros países en el marco de la Unión Europea.

DESEQUILIBRIOS / Al hilo de los problemas endémicos que sufren los citricultores, la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA) lanzó una crítica al ministro del sector Luis Planas, que recientemente recomendó a los productores «ponerse las pilas» y «no culpar a nadie» por la crisis de rentabilidad. El presidente de este colectivo, Cristóbal Aguado, afirmó que el ministro «nos ha tomado el pelo con su decreto dirigido a lograr precios por encima de los costes de producción ya que, en lugar de ser un organismo oficial el encargado de publicar el coste efectivo, ahora nos sale con la propuesta inaceptable» de que sea el propio empresario agrícola quien lo establezca. También lamentó que desde el Gobierno no haya medidas efectivas contra la competencia de Sudáfrica. «No vemos que pelee duro en Bruselas para lograr un control fitosanitario eficiente y con un planteamiento único a fin de frenar la entrada de plagas y enfermedades venidas», añadió.

Las variedades tardías ya están prácticamente recogidas, y preparadas para su distribución hasta que empiece la nueva temporada. Por parte de la Unió, José Francisco Nebot mencionó que las perspectivas en Castellón «apuntan a que el número de kilos experimentará un aumento», que en función de la meteorología rondará entre el 20 y el 30%, siempre y cuando no aumenten plagas como la del cotonet.