El equipo municipal de gobierno del Ayuntamiento de Castellón está decidido a que la ermita de Santa María Magdalena, en el Castell Vell, no solo sea visitado por los castellonenses una vez al año, en la tradicional Romeria del tercer domingo de Cuaresma, sino en numerosas ocasiones, con una oferta de ocio y cultura que lleve a la explanada del oratorio medieval lo «mejor de la música, la poesía y las bellas artes en un escenario extraordinario».

Así lo indica el concejal de Ermitas del Ayuntamiento de Castellón, Enric Porcar, que está decidido a hacer de la Magdalena, «un nuevo contenedor cultural y de convivencia ciudadana».

Casi a imagen y semejanza de lo que es en Palma de Mallorca Es Baluard, antigua fortaleza de Sant Pere, y museo de arte contemporáneo de sa ciutat, ejemplo de recuperación de espacios, Porcar describe las «posibilidades que tiene la ermita para todo tipo de actividades, en una conexión de su arquitectura con las bellas artes: música, teatro, poesía... y en la defensa de nuestras señas de identidad», apunta.

Poesía entre pinos

El pasado 17 de junio, y casi de forma experimental, la poesía entre pinos y palmitos, se adueñó de la Magdalena, versos que se elevaron entre notas de piano en el mágico silencio nocturno del oratorio más castellonero. Los miembros de El Pont Cooperativa de Lletres, Josep Lluís Abad, Vicent Jaume Almela, Artur Àlvarez, Roman Bernad, Albert Garcia, Reis Lliberós, Susanna Lliberós, Rosa Miró, Imma Monlleó, Manel Pitarch y Josep Porcar, con la música de Ximo Fabregat Ripollés, ensalzaron la historia, la cultura, el paisaje y el paisanaje de naranjos.

El viernes próximo, el paraje acogerá la actuación del cantautor Andreu Valor, muy esperada; y ya en septiembre, habrá una Trobada de Corals. Más Magdalena. Más Castellón.