La actual campaña citrícola se desarrolla con precios anormalmente altos --los más elevados en una década-- debido a la baja producción. No obstante, esa caída del tonelaje es, según diferentes fuentes del sector, más acusado de lo que predijo la Conselleria de Agricultura, que cifró en un 40% la merma en la clemenules, variedad estrella en Castellón.

La importancia de este descenso, que en algunas zonas podría superar el 60% según las mismas fuentes, ha hecho saltar las alarmas en el sector y algunas voces advierten de que podría no deberse solo a la vecería propia de todos los vegetales sino también a otros elementos, como un progresivo envejecimiento de las fincas que se explicaría por la dificultad de los agricultores para invertir en plantones jóvenes.

Así lo reconoce en público el secretario general de la Unió de Llauradors, Carles Peris, aunque son varias voces del sector citrícola que advierten de esta situación desde hace meses. «Son muchos los huertos que en la actualidad presentan signos de desgaste al llevar alrededor de 20 años plantados y que se resienten más de lo habitual tras las campañas con producción elevada», explica Peris, que añade que el motivo de este envejecimiento es que existen agricultores «descapitalizados» por la crisis estructural del sector y para los que invertir en la actualidad en una renovación de sus parcelas resultad imposible.

El presidente de Fepac-Asaja, José Vicente Guinot, admite que en la provincia, «efectivamente, existen muchos citricultores que se encuentran en esta situación», aunque insta a «no generalizar» y afirma que, de la misma forma, también hay productores que «con mucho esfuerzo han sido capaces de modernizar sus fincas». En este sentido, lamenta que quienes se llevan la peor parte son los profesionales cuyas únicas fuentes de ingresos dependen del campo y que, tras campañas como la anterior, están en una situación muy delicada.