La lucha para combatir los mosquitos en el litoral de la provincia requiere de un plan global para ganar en efectividad, después de que las primeras quejas por la proliferación de mosquitos ya hayan empezado a registrarse en municipios como Castelló, Almassora, Benicàssim, Orpesa o Nules. Sin duda, el problema principal radica en la existencia de diferentes focos calientes, donde la reproducción de estos dípteros resulta casi imparable cuando llega el calor y existen acumulaciones de agua estancada. Los dos factores clave para la eclosión.

Desde Vinaròs a Almenara existen en la geografía castellonense espacios donde se requieren controles más exhaustivos. Se trata de marjales, humedales, ríos y barrancos en los que el agua se acumula favoreciendo la reproducción del mosquito común y el de marjal, ya que el tigre se localiza en entornos domésticos.

Así, los humedales que se encuentran en todos los municipios del sur de la provincia, que cuentan con un entramado de acequias, el margen del río Millars a su paso por Vila-real, Burriana y Almassora, la Marjaleria de Castelló, el humedal del Cuadro de Santiago de Benicàssim o el parque natural del Prat Cabanes-Torreblanca conforman, entre otros enclaves, los principales focos de reproducción de estos molestos insectos en el conjunto de la provincia -como se observa en el gráfico adjunto-.

Es en estas zonas de mayor riesgo donde está previsto aplicar el plan provincial antimosquitos que ha impulsado la Diputación de Castellón con una partida de más de un millón de euros. Sin duda, las fumigaciones aéreas resultan cruciales para atajar la plaga en estos entornos, donde los medios terrestres tienen complicado actuar por las características de la superficie.

El problema también está en las autorizaciones de estos tratamientos aéreos, que dependen directamente de la Conselleria de Sanidad, que solo da su visto bueno cuando considera que la plaga es un problema de salud pública. La mayoría de municipios costeros han reclamado en reiteradas ocasiones la necesidad de fumigar estas zonas para prevenir, ya que el visto bueno del Gobierno autonómico a estas actuaciones llega cuando los mosquitos ya han causado estragos. Para poder efectuar controles desde el aire, ya sea en helicóptero o drones, se requiere la preautorización del Consell. Solo Cabanes, Nules, Xilxes, Torreblanca, Moncofa y Almenara tienen hasta el momento este permiso, mientras que Almassora y Benicàssim ya han anunciado que lo van a solicitar y Castelló rechaza hacerlo al considerar que este tipo de técnica no es la requerida para la Marjaleria, al ser zona habitada. El último vuelo antimosquitos efectuado fue el pasado verano en la zona del Prat de Cabanes-Torreblanca.

La mayoría de estos enclaves cuentan con viviendas en sus alrededores, especialmente, residencias de verano y es ahí donde radica también parte de la problemática, porque es, en esta época del año, cuando estos molestos insectos ocasionan más picaduras y, por tanto, quejas entre los vecinos.