La presentación, por parte de la consultora Deloitte, del informe Principales indicadores de inversión hotelera 2018, evidenció que Castellón tiene problemas para atraer el interés de cadenas hoteleras nacionales y, sobre todo, internacionales. El estudio prevé que en el 2026 haya 11 nuevos grandes hoteles en la Comunitat Valenciana, de los cuales ninguno está en la provincia. Los expertos vinculan esta falta de inversiones, necesarias para que el sector crezca en los próximos años, a cuestiones como la estacionalidad o el elevado peso del visitante nacional, mientras los empresarios critican el «excesivo celo ambientalista» de las administraciones.

Deloitte no proyecta ninguna gran operación para los próximos años en Castellón, y de lo ocurrido durante el 2018 en el sector tan solo destaca la adquisición, por parte del grupo alicantino Servigroup, del hotel Koral Beach, ubicado en Orpesa y que la firma se comprometió a reformar completamente tras anunciar su compra. No es el único proyecto en marcha, pues por poner otro ejemplo, el presidente de la patronal Ashotur, Carlos Escorihuela, encabeza un proyecto para la construcción de 90 apartoteles en Alcossebre.

ESTACIONALIDAD // No obstante, se trata más bien de excepciones y de operaciones protagonizadas por operadores locales y autonómicos. Uno de los responsables del trabajo de Deloitte, Marc Molas, explica que la alta estacionalidad del sector turístico castellonense, unido a que la composición de la demanda es mayoritariamente nacional dificultan las inversiones de envergadura. «Las cadenas más importantes a nivel nacional e internacional buscan regiones con una alta rentabilidad, lo cual se consigue en zonas donde se puede abrir seis meses al año e incluso más y atrayendo a público extranjero porque suele garantizar buenos precios», concreta.

MEDIDAS AMBIENTALES // Escorihuela reconoce que Castellón, que en la actualidad cuenta con 22.450 plazas hoteleras --solo 374 de cinco estrellas-- acumula un «cierto retraso» en este sentido frente a Valencia y Alicante, lo cual lo atribuye al posterior desarrollo turístico de la provincia, pero también al hecho de que el litoral se encuentra «muy castigado» debido a las políticas ambientales que dificultan las grandes inversiones, y pone como un claro ejemplo el Pativel.

Tanto Molas como el presidente de Altur Castellón, Alexis de Pablo, inciden en que la errática marcha del aeropuerto de Castellón, que no termina de despegar en número de operativas, tampoco ayuda a que empresas extranjeras se fijen en la provincia a la hora de acometer sus crecimientos en la región mediterránea.