Arropada por todo el equipo de gobierno, la alcaldesa de Castelló, Amparo Marco, explicó ayer el aplazamiento de las fiestas de la Magdalena y apeló a la responsabilidad de los ciudadanos para evitar todos los casos de coronavirus posibles. Pidió «por favor» a los castellonenses que no convoquen de forma unilateral actos masivos, «por su propio bien y por el de toda la ciudadanía».

«La salud pública y la ciudad están por encima de todo», dijo Marco en el salón de plenos del Ayuntamiento. También por encima de las fiestas de la Magdalena. La primera edil calificó de «acertada» la decisión de los gobiernos nacionales y autonómicos de aplazar las fiestas, «por una cuestión de emergencia sanitaria internacional». «Es una decisión «muy difícil», remarcó la alcaldesa, «que a nadie le gusta tomar». También agradeció el apoyo recibido por la oposición, el mundo de la fiesta y la ciudadanía.

Marco confirmó la cancelación de todos los actos oficiales de Magdalena, así como los permisos de ocupación de vía pública. En cuanto a los alternativos que se pueden convocar al margen de la oficialidad, caso de la Romería este domingo, fiestas o botellones, recalcó la petición de evitar actos masivos. En cuanto a posibles medidas a tomar, hoy se reunirá una comisión de seguridad para estudiar, en primer lugar, el reparto de competencias entre las administraciones.

A diferencia de su homólogo en València, Joan Ribó, que propuso ayer trasladar las Fallas a julio, la alcaldesa evitó concretar las fechas que podrían acoger la Magdalena durante el 2020. La intención del Ayuntamiento es organizar el 75º aniversario «cuando el coronavirus lo permita, cuando no afecte a la ciudadanía».

Llegado el momento, Marco determinará desde el consenso político y festero las fechas más adecuadas. Sí aseguró que el próximo lunes 16 de marzo seguirá siendo festivo a nivel local, al no haber margen de maniobra administrativa. La alcaldesa apuntó que, una vez se fije la fecha de la nueva Magdalena, el consistorio pedirá otro día festivo.

Amparo Marco se esforzó por trasladar un mensaje de «tranquilidad y prudencia» y evitar «las alarmas», que compatibilizó con la petición de «responsabilidad» a los castellonenses «por el bien de la ciudad, que está por encima del interés de cada uno». «Es una situación excepcional» que exige «decisiones excepcionales», aseveró la alcaldesa.