La falta de una especialidad de Nefrología en el departamento de salud de Vinaròs obliga a que los pacientes del norte de la provincia realicen al año hasta 2.000 desplazamientos al Hospital General de Castellón para someterse a una sesión de hemodiálisis. La cosa se complica cuando se trata de trasplantados, que deben acudir a Valencia, con lo que las molestias para pacientes y familiares se multiplican, según fuentes de este entorno.

Para el presidente de la Asociación Alcer-Castalia, Juan Doménech, este asunto “es un contrasentido” porque “ni siquiera se entiende desde el punto de vista económico” al recordar que cada desplazamiento se realiza en ambulancia y conlleva unos sobrecostes importantes para la sanidad pública, según entiende el responsable del colectivo.

“La gran desgracia de la sanidad es que no puede contratar”, señala Doménech, aludiendo a las restricciones presupuestarias y normativas heredadas de anteriores etapas. El responsable de Alcer-Castalia, sí considera que “se puede hacer más en este sentido”, y apela a la Generalitat.

“ES MUY DURO” // Pacientes y familiares sí señalan que estos desplazamientos van minando su paciencia y explican que “todo esto también repercute en el despoblamiento de zonas del interior o alejadas de las grandes ciudades”. Respecto a esta circunstancia, recuerdan que en algún caso los pacientes llegan a hacer casi doscientos kilómetros en un solo día para acudir a una sesión de hemodiálisis. La situación es más grave, aseveran, “cuando se trata de trasplantados que deben viajar a La Fe de Valencia cada cuatro meses” con desplazamientos “que ya de por sí son duros para personas sanas”, lamentan. H