T rabajar como autónomo nunca ha sido la panacea, y ahora lo es todavía menos. Los 41.000 profesionales por cuenta propia de Castellón forman parte de uno de los colectivos más perjudicados por la crisis económica derivada del covid-19. Muchos llevan cuatro meses consecutivos con la recaudación cuesta abajo, a otros las ventas apenas les dan para pagar la cuota y el alquiler del local, y los que pensaban recuperarse en agosto están viendo que este año el turismo ya no es la gallina de los huevos de oro. Y todo eso pese a que 18.269 autoempleados de la provincia percibieron a finales del pasado junio más de 14 millones de euros en ayudas estatales.

La crisis ha dejado en dique seco los ingresos de buena parte de los autónomos de Castellón y, lógicamente, ha frenado el autoempleo. De hecho, el número de altas de autónomos se desplomó un 20% durante los siete primeros meses de este año, mientras que las bajas se dispararon. Así, y según la estadística de la Seguridad Social, entre enero y julio de este 2020 la cifra de emprendedores que optaron por abrir negocio en la provincia ascendió a 4.261 frente a los 5.100 que lo hicieron en el mismo periodo del año pasado. O dicho de una manera más clara: la pandemia ha frenado la incorporación de 839 autónomos en Castellón. «La dura situación que estamos viviendo ha hecho que muchos de los autónomos que cada año se dan de alta al comenzar la temporada turística no lo hayan hecho y eso se refleja en el importante freno a las altas. Y, por supuesto, un freno al emprendimiento de nuevas actividades», explican desde la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA), que augura que los próximos meses podrían ser aún peores.

Ante esta situación, el colectivo reclama más ayudas estatales. Y una de las más necesarias es la recuperación del cese de actividad extraordinario, una prestación que estuvo vigente entre marzo y junio y cuya cuantía media ascendió a 660 euros al mes. H