Cada día de mi estancia en la vivienda familiar, me siento acompañado por un cuadro pictórico, del que empecé, por deseo del artista, a vender gran número de copias en mis años de Armengot. En el marco me acompañan unas manos, una de hombre y la otra de mujer, empuñando la caña de la Romería, con sus cintas verdes, que tanto me transmiten y tanto me sugieren.

Es el autor nada menos que Vicente Traver Calzada, con el que también me sentía acompañado hace cuarenta años en la propia librería, de la que él era asiduo visitante y, a continuación en casi todas las Ferias del Libro de la plaza de Santa Clara, los años en que estuvo tan responsabilizado y consecuentemente, tan implicado con los libros y con los libreros. Y es que cada día se levantaba con un ser humano que gozaba de sentir cerca de él. Cada día se levantaba el telón con un ser humano como Traver Calzada que gozaba de sentir cerca de él el pálpito de un tiempo cultural y humano. Me sale la frase de sopetón y con ello veo que su espíritu y su talante, tan abierto y tan capaz. Me lo sugiere.

Las últimas semanas del 2019, Traver ofreció a Castellón gran número de obras que todos admiramos en las paredes del retablo del templo, convirtiendo la galería de la Diputación Provincial en un escenario mágico.

BURRIANA. Traver Calzada es hijo en Burriana del pintor de paredes y desde muy pequeño (años cuarenta) sus juguetes eran pinceles y botes de pintura. Así que estudió dos carreras, la de pintura y la de grabado y profesorado en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Carlos de València, obteniendo el Premio Nacional Final de Carrera. No acabó de estar satisfecho de los saberes obtenidos, así que volvió a empezar entre Pintura y Escultura, entre València y la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. «Fui feliz porque yo siempre me he sentido alumno, porque constantemente estoy aprendiendo».

PINTOR. «Yo trabajo como los pintores antiguos y creo mis propios colores. Por ejemplo, de un cuadro que realicé el 8 de agosto de 1994, tengo anotada la mezcla exacta de los óleos y las proporciones que utilicé y desde ahí veo como voy evolucionando y extraigo las consecuencias de cómo han reaccionado los colores para la obra».

Es curioso. Traver Calzada está siempre buscando calidad en sus obras. Por eso dice que está estudiando pintura. Ya no le importa si pinta al rey o una guitarra. Le interesa siempre como lo pinta y si es capaz de añadir algo nuevo que ve como especial novedad.

Casado con Asunción Navarro, tiene una hija, Paula, que también se pueden reconocer como modelos de uno de sus cuadros.

Y es que siempre que puede pinta con modelos e incluso él los construye en su estudio de Burriana que ya se ha convertido en el «pequeño mundo» del artista.

NARRATIVA. Pinta muchas obras en un sentido de narración, como narrativa literaria.

Otro tema importante es el destacar el dónde se exponen las obras que pinta. Iglesias, edificios públicos, museos, galerías...

La verdad es que tiene obras muy repartidas por todas partes del mundo. Y él insiste en que pinta para aprender. En ese aspecto no olvida nunca al que fue su admirado maestro don Ramón Catalán. Le enseñó mucho, lo tuvo como maestro y como segundo padre. Lo dice a menudo.

Los estudiantes del estilo de Traver Calzada destacan además a varios maestros del pintor, que él mismo siempre ha destacado. Me refiero a genios como Rembrandt, a Giotto y, sobre todo a Velázquez, y habría que añadir cómo le han gastado e influido siempre, genios como Durero y Van Dyck. Pero es muy significativo que diga muy a menudo que la pintura de Goya no le diga nada.

CRECER. Cuando alguien le pregunta a Traver Calzada cuáles son sus proyectos futuros, siempre dice lo mismo: «Pintar y crecer». Su verdadera obsesión dice que es dejar al menos una obra que valga la pena, en el entorno de la historia pública y privada del siglo XX. Y otros temas diversos.

No es fácil olvidar que algo así era lo que un día le encargó la UJI de Castellón. «A mí me gustaría que fueran obras de gran tamaño, donde podría utilizar distintos lenguajes y técnicas para realizar un compendio de la historia del siglo XX, con imágenes y hechos de personajes que han marcado todo el siglo, como la revolución rusa, las guerras mundiales, la conquista del espacio, la madre Teresa de Calcuta, Einstein, etcétera».

Yo creo que está consiguiendo todo lo que pretende.

Cuando se le ha preguntado cuál era su obra más importante para él, es sobre un grabado como el que aparece en la página, y se refiere siempre en las mismas manos, que ocupan todo el cielo, acariciando un violín roto. En la playa, una mujer muestra a una niña las posibilidades de vida mirando hacia el mar, con un sentimiento de amor y de esperanza. Quizás deseando, como otros muchos seres humanos, esperando siempre ver de cerca «el humo de los barcos».

La presencia del artista Traver Calzada me sugiere mucho.