Las reformas y rehabilitaciones de viviendas y locales en Castellón han renacido de sus cenizas. El tirón de la recuperación económica ha dado un importante empuje a un negocio que, junto a la construcción, parece que ha dejado atrás los años más duros de la crisis. Se nota en la calle y lo notan también la mayoría de los ayuntamientos de la provincia, que ahora sí comienzan aprovecharse del resurgir del sector. Lo hacen a través de los impuestos, hasta el punto de que algo más de 42% de los ingresos de los consistorios de la provincia ya procede de los tributos ligados al ladrillo. Y eso explica, en parte, por qué los ayuntamientos son año tras año una de las administraciones con las cuentas más saneadas.

Que la construcción ha comenzado de nuevo a llenar la caja de los municipios se comprueba, sobre todo, en el crecimiento de los ingresos del Impuesto sobre Construcciones, Instalaciones y Obras ( ICIO). Se trata de un tributo que grava cualquier construcción, instalación u obra para la que se exija la obtención de la licencia de obras o urbanística o para la que se necesite la presentación de declaración responsable o comunicación previa. Por ese concepto, los ayuntamientos de Castellón ingresaron el año pasado algo más de 6 millones de euros, el doble que durante el 2015, según los últimos datos del Ministerio de Hacienda.

El Impuesto sobre Construcciones y Obras, que gestionan los ayuntamientos, fue el más se resintió durante la crisis económica. En 2006, los consistorios de la provincia llegaron a ingresar por ese concepto la friolera de 39,7 millones de euros, aunque a partir de esa fecha la recaudación cayó de plano. A partir del 2014 empezó a recuperarse y el año pasado se cerró con unos ingresos de 6 millones. Ningún otro impuesto ha crecido tanto. Un ejemplo. La recaudación del impuesto de actividades económicas ha pasado de los 19,5 millones del 2015 a los 21,8 del 2018, mientras que la del IRPF (la parte que transfiere el Estado) ha evolucionado desde los 2,8 millones a los 3,3.

UN ALZA DEL 32% EN LA CAPITAL

La recaudación vía Impuesto de Construcciones y Obras se ha disparado en muy poco tiempo y donde más se nota es en las grandes ciudades. En la capital, el año pasado se concedieron 2.866 licencias de obras (2.502 menores y 153 mayores) y por ese concepto el ayuntamiento ingresó 2,8 millones de euros, un 32% más que un año antes, cuando fueron 2,1 millones. Y si se comparan esos datos con los del 2014 la evolución todavía ha sido más espectacular: en cuatro años las licencias se han doblado pero la recaudación prácticamente se ha multiplicado por tres, según la estadística del propio consistorio,

En Castelló cada vez hay más obras y reformas en viviendas, locales comerciales, oficinas y restaurantes y en Benicàssim ocurre exactamente lo mismo. En esta localidad se concedieron el año pasado 931 licencias de actividad, un 75% más que en el 2015, con lo que la recaudación también se ha disparado: de los 126.957 a los 741.815 euros.

Otros ayuntamientos como Almassora, la Vall d’Uixó o Nules también constatan el alza de las licencias de obra. En la Vall, por ejemplo, el año pasado se concedieron 314, un 16% más que durante el 2016. En Almassora el incremento se cifra en un 29,3%, desde las 354 del 2016 a las 458 del último ejercicio, mientras que en Nules la evolución ha sido de 261 licencias en 2016 a 300 durante el 2018. «La recaudación ha evolucionado en la misma dirección y el último año se ha cerrado con 110.026,30 euros, frente a los 80.833 del 2016», explican en el consistorio de Nules.

EL IBI SIGUE CRECIENDO

Los ayuntamientos de Castellón ingresan más dinero gracias al impuesto que grava las obras pero, sin duda, el tributo que más alegrías da es el IBI, el único que hace crecer la caja independientemente del ciclo económico. Sigue siendo el que más efecto recaudador tiene para los ayuntamientos y en la provincia ya supone el 36% de todos sus ingresos impositivos.

El IBI es un filón y en los últimos años, la contribución no ha hecho más que dar buenas noticias a los ayuntamientos de la provincia. Un par de datos basta para entenderlo: en 2008, los 135 municipios de Castellón ingresaron vía IBI urbano (incluye viviendas, pero también garajes, locales comerciales...) un total de 144,4 millones de euros. El año pasado fueron 223,4 millones, es decir, un 54% más, según la estadística de la Dirección General del Castastro. Al IBI urbano hay que añadir los ingresos de las fincas rústicas y de los bienes de características especiales. En total, más de 242 millones al año.