El preacuerdo que debe garantizar la estabilidad laboral a los más de 16.000 trabajadores del sector azulejero de Castellón servirá para afianzar una industria que sigue mostrando síntomas de buena salud en un contexto económico nacional e internacional que tiende a una progresiva ralentización. Así lo demuestran los datos que se conocen hasta ahora, que indican que los productores de baldosas cerámicas siguen camino de recuperar los niveles de producción previos a la crisis.

La exportación, clave

Si algo sirve para medir la temperatura del sector en la actualidad es el volumen de exportaciones, pues las empresas del sector ya facturan un 76% de sus ventas en el exterior. Durante los cinco primeros meses del año el volumen de pedidos procedentes de terceros países se incrementó un 2,33% con respecto al mismo periodo del ejercicio precedente, lo que representó para unos ingresos de 1.119 millones de euros.

Aunque el balance sigue siendo positivo, en este ámbito se nota una cierta ralentización, pues según los datos de la patronal Ascer, las exportaciones crecieron un 4,5% en el 2017, cuando el azulejo made in Castellón facturó 2.686 millones.

Más producción

Otro dato que evidencia el dinamismo de las compañías cerámicas es el hecho de que los hornos y las líneas siguen trabajando a pleno rendimiento. Hasta mayo, el Índice de Producción Industrial del azulejo creció a un ritmo del 1,5%, aunque en el último mes del que hay registros el índice se aceleró hasta subir un 10%. En la mente de todos, alcanzar este año o el siguiente los 600 millones de metros cuadrados que se llegaron a producir antes de la crisis.

Movimientos

La buena salud de la que goza el sector se demuestran por el creciente interés de fondos y empresas extranjeros, que en los últimos meses han protagonizado diversas operaciones millonarias. La última en conocerse fue la compra de la esmaltera Quimicer por parte de la multinacional química Ferro, que tiene sede en Almassora.