Si hay una profesión vinculada al mundo rural, esa es seguramente la de ganadero. La imagen de un pastor sacando al monte sus ovejas o cuidando de su granja porcina representa como pocas esa realidad de una provincia cuyo interior se despuebla sin que por ahora las administraciones encuentren la fórmula de evitarlo. En este contexto, el sector primario es prácticamente el único capaz de fijar población, pero para continuar haciéndolo necesita que sus explotaciones crezcan para ser rentables. En el caso concreto del porcino, el sector ganadero más importante en Castellón, las granjas tendrían que duplicar el número de animales para serlo.

Los datos de la Conselleria de Agricultura y Medio Ambiente muestran que los ganaderos de Castellón han iniciado ese camino hacia granjas con más cerdos. La cabaña porcina ha pasado en solo un lustro de las 590.000 cabezas del 2014 a las 655.000 actuales, mientras el número de granjas se mantiene. No obstante, la media de animales por explotación se sitúa en 1.181 gorrinos, cuando la propia Generalitat calcula que un joven agricultor que inicie la actividad debe tener 2.000 para que esta sea competitiva.

El problema es que, según los ganaderos, el Consell no pone facilidades para realizar ampliaciones. El castellonense Juan Vidal, gerente de una explotación porcina en la Barona y miembro de la ejecutiva de la Unió de Llauradors, explica que «se dificultan mucho los requisitos para acometer ampliaciones, con requerimientos constantes del mismo expediente por parte de Medio Ambiente, lo cual alarga de forma interminable los trámites».

La gran mayoría de las explotaciones de la provincia están integradas, es decir, se hallan controladas por grandes empresas que son propietarios de los animales, mientras que en manos del ganadero quedan las instalaciones y el cuidado de los cerdos, por el que se le abona un precio fijo que hace años que ronda los 10,5 euros.

1.800 EXPLOTACIONES // En total, en Castellón hay 1.803 explotaciones ganaderas (sumando porcino, bovino, ovino, aviar y conejos), con lo que aporta ingresos a un número similar de familias. Tanto la Unió como Fepac-Asaja insisten en la necesidad de su defensa porque, coinciden, «es de los pocos sectores que contribuye en la lucha contra la despoblación de las comarcas rurales».