El impacto ha durado diez años. Ni uno más. Las leyes antitabaco del 2005 y, sobre todo, la del 2010 que prohibió fumar en lugares públicos como bares y restaurantes, consiguieron reducir el consumo de cigarrillos en Castellón. En una década, del 2007 al 2017, la venta de cajetillas se redujo a más de la mitad, como también menguó el número de fumadores, que pasó del 30,9% de la población al 22,1%. Todo buenas noticias. Pero la tendencia cambió el año pasado. La venta de pitillos en los estancos y bares de la provincia creció un 0,76%, hasta los 31,1 millones de cajetillas. Lo significativo, más allá de la cifra, es que se trata del primer aumento desde el 2007, cuando las ventas empezaron a caer en picado.

Durante el 2018, en los algo más de 170 estancos con los que cuenta la provincia se comercializaron 31.135.060 cajetillas de tabaco (cada paquete contiene 20 cigarrillos) y por ese producto facturaron 140,5 millones de euros, según la estadística de la Comisión para el Mercado del Tabaco del Ministerio de Hacienda. Esos 31,1 millones de paquetes suponen 235.000 más que en el 2017, (cada mes se vendieron 19.600 más) y lo llamativo es que este año la tendencia al alza prosigue. Incluso lo hace a mayor velocidad. Un dato. En enero se comercializaron en la provincia 2.538.760 cajetillas, un 9,6% más que en enero del año pasado, cuando fueron 2.315.618.

Arturo Bort, presidente de la Unión Provincial de Estanqueros de Castellón, asegura que detrás del repunte de las ventas está el fin de la crisis económica. Al igual que se venden más casas y más coches, también se comercializan más cigarrillos. «A partir del 2010, tras la entrada en vigor de la ley que prohibía el consumo en bares y restaurantes, nuestras ventas cayeron en picado. Hemos atravesado unos años muy difíciles y ahora, con la recuperación del empleo y la economía, la gente consume más. Los que antes fumaban tabaco más barato ahora han vuelto al convencional y eso explica el incremento de las ventas», matiza Bort.

Pese a que todos los datos apuntan a que en Castellón se vuelve a fumar más, las cifras de ahora nada tienen que ver con las de hace 11 años, cuando en la provincia se llegaron a vender en un solo año 61,9 millones de cajetillas. Entonces 26,8% de la población se declaraba fumador habitual y otro 4,1% lo era ocasional. En total, el 30,9%. Hoy, el porcentaje de fumadores es del 22%, según la última Encuesta de Salud de la Comunitat Valenciana, y la zona con más prevalencia es la del área de salud de Vinaròs.

EL PRIMER CIGARRO, A LOS 14 // La venta de tabaco crece en Castellón y, pese a que todos los indicadores hablan de que se fuma menos que hace 20 años, hay un dato que preocupa a los expertos. Se trata del consumo entre los menores de edad, que ha vuelto a crecer. En la Comunitat Valenciana, y según los últimos datos del Observatorio Español de las Drogas y Adicciones, la edad de inicio en el consumo de tabaco se sitúa en los 14,2 años y el 29% de los chavales de entre 14 y 18 años encuestados refiere haberlo consumido en el último año. Hace cinco, el porcentaje era inferior, del 25,6%. Además, el consumo prematuro tiene cara de mujer. «Son ellas, y por debajo incluso de los 14 años, las que antes cogen un cigarrillo», según la Asociación Contra el Cáncer, que alerta de que se están dando pasos, pero hacia atrás.