La imagen de carreteras y calles desiertas durante semanas volvió a poner sobre la mesa el debate sobre los modelos de movilidad. La necesidad de ganar espacio para los peatones y las terrazas, con el fin de cumplir con la distancia de seguridad, ha supuesto un aumento de la peatonalización de calles céntricas, en detrimento del coche particular.

Como alternativa se plantea el incentivo de otros medios de transporte, como la bicicleta, ya sea con servicios como el Bicicas de Castelló o con la subvención de la Generalitat para la compra de bicicletas o patinetes eléctricos. Dentro del discurso de la sostenibilidad, llama la atención el incremento del interés por coches eléctricos e híbridos. Las matriculaciones de Castellón en el último año han subido un 21%, si bien el número de unidades es aún bajo.