Ana Rosa Quintana, Terelu Campos, Esperanza Aguirre, Luz Casal... pero también Mercedes, Carmen, Ángeles, Isabel o Sonia. Todas recibieron la peor de las noticias y todas viven para contarlo. Un día se encontraron con un cáncer de mama, el tumor más frecuente en las mujeres pero también el que mejor tasa de supervivencia presenta: un 86% a los cinco años. Pero ese tumor se oculta en senos cada vez más jóvenes. Una de cada cuatro diagnosticadas en Castellón aún no ha cumplido los 50 años, un porcentaje que aumenta con los años. ¿Los motivos? Un diagnóstico cada vez más precoz y también el retraso de la maternidad.

Carmen, Sonia o Ángeles ya lo han superado, y los oncólogos aseguran que una de cada ocho mujeres desarrollará cáncer de mama en algún momento de su vida. En Castellón, y según datos de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC), el año pasado se diagnosticaron 397 nuevos casos (3.467 en el conjunto de la Comunitat Valenciana), un 5% más que hace siete años, cuando fueron 378. Y aunque cada vez se consiguen tasas más altas de curación, los tumores mamarios, inevitablemente asustan. Un total de 79 mujeres murieron el año pasado en la provincia por una enfermedad que es la primera causa de muerte por cáncer entre las féminas. Le siguen los tumores de colon y de pulmón.

De las casi 400 mujeres de Castellón que en 2018 fueron diagnosticada de cáncer de mama, el 30% tenía más de 70 años, pero otras 102 aún no habían cumplido los 50 años. De esta cantidad, 28 tenían entre 15 y 39 años, el 7%, y otras 32 entre 40 y 44. «La mediana de edad se sitúa por encima de los 55 años. No obstante, es cierto que se detectan más casos en torno a los 50 años porque teniendo en cuenta la pirámide poblacional de la provincia, se constata que entre los años 65 y 70 hubo un gran número de nacimientos, por lo que el número de casos es mayor en proporción a la mayor población», argumenta el doctor Eduardo Martínez de Dueñas, oncólogo del Hospital Provincial de Castellón.

CAMBIOS SOCIALES QUE INFLUYEN

Pero hay otros factores que podrían influir: la propia concienciación de la mujer, que inicia sus revisiones ginecológicas regulares antes y practica la autoexploración o incluso los cambios sociales en aspectos como la maternidad, ya que el embarazo protege frente al cáncer de mama. Y, sobre todo, los hábitos de vida, con dietas menos sanas y más sedentarismo. «La actividad sedentaria es un pequeño factor de riesgo, por lo que se recomienda hacer ejercicio como medida de prevención. También la obesidad y determinados anticonceptivos orales pueden suponer un ligero riesgo», añade el oncólogo.

Amparo Bernet, presidenta de la Asociación de Mujeres afectadas de cáncer de mama de la Comunitat Valenciana (Ammcova), también constata que el tumor se esconde cada vez en senos más jóvenes. «Esta no es una enfermedad de abuelas. Y ese es, precisamente, uno de nuestros caballos de batalla con la Administración. Todos los programas de detección se centran en las mujeres de más de 45 años, en la Comunitat también. ¿Y qué pasa con las más jóvenes? La Conselleria también debería informarles de dónde tienen que acudir», explica.

Tener buenos hábitos de vida es esencial, pero entre el 5 y el 10% de los tumores de mama pueden ser hereditarios. «Todavía hay bastantes factores genéticos que no se conocen, por lo que se están estudiando las alteraciones genéticas que se transmiten de generación en generación y aumentan el riesgo de la aparición del cáncer de mama en personas de una misma familia.», añaden desde el Provincial, donde los especialistas María Fonfría y el propio Martínez de Dueñas han emprendido el estudio Descifrando el genoma de cáncer de mama hereditario para analizar qué genes se relacionan con el desarrollo del cáncer de mama y ovario.

La investigación y la prevención son claves, pero quienes llevan años al lado de las enfermas de cáncer aseguran que en muchos casos este tumor trae consigo unas secuelas de las que casi nunca se habla. «Conocemos casos de mujeres que han sido despedidas de sus empresas tras enfermar y eso es terrible», señala la presidenta de la Asociación de Mujeres Afectadas. Y, junto a los despidos, las separaciones. «Son secuelas que habría que empezar a abordar», insiste Bernet.