En realidad, pienso que tengo la obligación de hablar del Maestrazgo cuando me sitúo en mi adolescencia y, tanto en prensa como en radio me he comprometido --y lo cumplo-- a informar de la actividad ciclista en Castellón y en toda la provincia; y para mantener viva la memoria, después. Ya siendo librero, dejé a un lado los recuerdos de Bahamontes, Jarque o Miralles Troncho y la atención volvió a fijarse en todas aquellas personas con las que me relacioné y que conforman el valor humano de aquellas tierras provinciales.

Y busco al muy destacado escritor Gaspar Gómez de la Serna para que me repita lo que él había dicho anteriormente. Fue esto:

--Cuando la abrupta, la dramática sierra del Maestrazgo acerca los últimos peldaños de su revuelto graderío geológico a la vista de la mar, la tierra se abre hacia el Mediterráneo, se aplana, se dulcifica y se amansa, convirtiendo su duro y ascético gesto en una franca sonrisa. Es que la tierra deja, al fin, de ser pelada altura lunar lijada por una erosión milenaria, para transformarse, por un milagro de fecundidad, en huerta y jardín. Todos los olores y colores, todos los vegetales, jugos y refrescantes aguas que le han sido negados a la roquera sobriedad del Maestrazgo, vienen a darse cita aquí, en esta zona litoral que va, dentro de la provincia de Castellón, desde los montes de Almenara hasta Orpesa.

SUS RASGOS. Y es que hay comarcas que se definen por los rasgos de su geografía y otras que existen por imperativo de su pasado. El Maestrazgo, nombre de resonancias históricas, pertenece a otro grupo. Y aunque en sentido estricto habría que incluir en la denominación tierras y lugares, que en nuestra propia provincia pertenecieron también a la jurisdicción de los maestres de la orden militar de Montesa --razón de la denominación--, debe entenderse que para la aceptación general el Maestrazgo es hoy una amplia zona del norte castellonense que limita con el Mediterráneo por la fachada marinera de Alcalà de Xivert, Peñíscola, Benicarló y Vinaròs y se extiende hacia el interior hasta topar con la vecina comarca de Els Ports de Morella, con la que no debe ser nunca confundida.

Al Maestrazgo cabría definirlo como tierra de muelas y ramblas. Lo primero, por las abundantes y características formas de su relieve de rocas calizas, aplanados remates de muchas de sus montañas. Y porque sus recursos fluviales no son más que anchos cauces de blanco y reseco lecho pedregoso con ayuda de lluvias torrenciales de primavera y otoño.

Desde el Mediterráneo, es decir, el Maestrazgo litoral, se contemplan de pronunciada densidad humana en los ricos y bien regados llanos agrícolas, que gozan además del refuerzo de la actividad turística por su grata costa, se va produciendo una transición del paisaje hacia los secanos interiores. Y es donde el hombre encuentra el paisaje hacia la posibilidad del cultivo del algarrobo, del olivo, así como de la vid o del almendro y ahora más modernamente en la crianza de animales de granja. Bosques de encinas, robles y pinos, junto al matorral, forman el paisaje vegetal de las comarcas del entorno.

La masía, constituye el tipo tradicional de vivienda rural.

Un historiador italiano la denominó tierra de pastores. Porque sin el concurso de la lana y en varias comarcas castellonenses hubieran enmudecido los telares italianos de la Toscana. Hay ahora aquí un gran número de familias que vinieron a por lana y alguien o algo les atrajo, y se quedaron. Es el caso de mi apellido, Bellés --o Belle--, con el que llegaron desde Florencia y en ese ir y venir, en nuestros pueblos o masías, encontraron otros seres humanos, que tanto les atrajeron. Es el caso de mi familia, que se fue formando en el Maestrazgo y en Culla y su término municipal.

ARTISTAS. La prosperidad, aliada con el buen gusto produjo el milagro de múltiples obradores y talleres de donde salieron infinidad de obras de arte que hoy son motivo de admiración de aquellos pueblos. Pintores y orfebres impuestos en las corrientes estéticas internacionales del momento sentaron aquí sus reales para hacer surgir de sus manos impresionantes retablos góticos y toda clase de obras de gran estilo y correcta dimensión.

Los lugares donde se encuentran todavía obras de gran belleza, son, por ejemplo, en Albocàsser, retablos en la ermita de la Esperanza. Y en Sant Pau, salas con grandes pinturas murales.

En Benassal, murallas medievales, palacio de los Cutanda y Balneario de Fuente En Segures. En Càlig, una cruz procesional en la iglesia parroquial. En Canet lo Roig, su iglesia parroquial, del siglo XV, con un retablo de San Gregorio. En Cervera del Maestre, ermita de Nuestra Señora de la Costa. En Xert, ermitorio de Sant Pere y Sant Marc.

En les Coves de Vinromà, el Portal de Sant Roc y las antiguas murallas. En la Jana, pinturas de José Camarón y orfebrería del siglo XV. En Salsadella, Portal de las Murallas y sorprendentes capas fluviales del siglo XV.

En Sant Mateu, plaza y fuente de Santa María y plaza porticada, y casa gótica de los Borrull.

Y en Traiguera, el Real Santuario de la Virgen de la Salud.

Con esta breve descripción de algunas piezas de gran valor histórico y artístico, también estético, pueden señalarse en el Maestrazgo, pero a todos supera el valor humano, en trascendencia y calidad, el valor humano de sus habitantes, la grandeza de sus vidas enamoradamente entregadas a la conquista de una tierra que empezó siendo arisca e indócil durante tantísimos años.