Quien busque un ejemplo de superación no hace falta que se vaya muy lejos. En la Piscina Olímpica de Castelló verá entrenando casi todas las tardes a Ximo Rubert, un «abuelo muy abuelo», que a sus 78 años está empeñado en derribar barreras... y a fe que lo está consiguiendo. La última fue el reciente Campeonato Autonómico de Natación, pero ya antes lo hizo en tir de colom, frontón, triatlón o atletismo. «Completé el Maratón de Castelló con 70, 71, 72 y 73 años; acabé los cuatro seguidos y el último lo hice en poco más de cuatro horas. Ahora mi hijo me pica para que vuelva a correrlo y seguramente lo haga porque todas las semanas haré unos 35 kilómetros en la conocida ruta del colesterol», destaca.

Nacido en Vila-real, Ximo cambió pronto su ciudad natal por Castelló. Sus hermanos Manolo y José Ramón eran ciclistas y él siempre ha sido un apasionado del deporte. «Desde que se murió hace diez años mi mujer, que era lo mejor que tenía, ocupo así mi tiempo. Al final mi vida ha sido trabajar, educar a mis dos hijos, que son maravillosos, y hacer mucho ejercicio», confiesa.

Su último hito fue el de colgarse tres medallas de oro en el IX Campeonato Autonómico Máster de natación disputado en Sedaví (Valencia), en el que participaron 41 clubs de toda la Comunitat, entre ellos el Fanatic Swim Castellón de Ximo Rubert. «No tiene mérito porque de 75 a 80 años solo estaba yo, así que lo gané todo», reconoce con una sonrisa. Lo cierto es por tanto que no tuvo competencia, pero anima a los valientes de su generación a que siga su ejemplo: «En la vida hay que tener suerte y después hay que cuidarse. A la gente le digo que fuera alcohol y fuera tabaco, y más si tienen mi edad».

«Mi vida es el deporte»

Incide el protagonista de esta historia que «la gente ahora es muy cómoda, prefiere estar sentado en el bar o delante de la televisión que haciendo deporte», pero afirma lo siguiente: «Si supieran los beneficios que da hacer ejercicio sin pedir apenas nada a cambio, no se lo pensarían. Mi vida es el deporte».

Reconoce el veterano castellonense, eso sí, que sus condiciones físicas no son las mismas que las que puedan tener sus coetáneos: «No soy ni mejor, ni peor que nadie, pero tengo una genética muy buena, me ha respetado el corazón y sigo teniendo ganas de comerme el mundo. Estoy seguro que podré completar un nuevo maratón en menos de cinco horas». Por último, sobre su alimentación destaca que «la clave está en comer mucha verdura y poca carne» y la única concesión con el alcohol tiene prescripción médica: «Me tomo un vasito de vino tinto para comer y porque me lo recomendó el endocrino».