A media mañana de ayer la maquinaria se puso en marcha para comenzar a bombear agua en la planta desaladora de Moncofa, poniendo fin a 13 años de espera para que estas infraestructuras sean una realidad en la provincia. Hoy llegará el turno de la instalación ubicada en Orpesa.

Una activación que llega in extremis y a medio gas para evitar un pago de 35 millones de euros, ya que de no hacerlo antes de mañana, el Gobierno central hubiera tenido que devolver a la Unión Europea los 35 millones de euros que Bruselas prestó para financiar la construcción de los dos proyectos. Tras una negociación entre consistorios y la empresa estatal Acuamed, los municipios se aseguran consumos bajos en este arranque y margen para crecer a medio-largo plazo.

El alcalde de Moncofa, Wenceslao Alós, no quiso perderse el primer día de trabajos. Estuvo presente junto a técnicos de Facsa y responsables de la planta de la localidad. «A partir de ahora, mediante el diálogo, tenemos que intentar que el Ejecutivo central se haga cargo del abono de esta estación y que Acuamed inicie el proceso para captar más consumidores», apuntó. Al respecto, el munícipe avanzó que revisarán el convenio, al igual que hizo el jueves Xilxes, que les une con la firma pública: «Reitero que tras entrar en vigor la tarifa transitoria, que puede llegar a cinco años, es tiempo para consensuar estos temas, porque de ello depende el porvenir de las localidades».

INICIO // Por el momento, la instalación de Moncofa aporta ya agua desalada a la red potable de la localidad. Eso sí, en un principio es solo el 10%, ya que el resto procede del Consorcio de la Plana. Este consumo hídrico propiciará un aumento del impuesto, el cual no superará en las viviendas los dos euros al trimestre. Sin embargo, para las medianas y grandes empresas el precio del agua será algo inferior a la actualidad.

Cabe recordar que el origen de las desaladoras en Castellón se remonta al 2006, cuando Cabanes, Orpesa, Xilxes y Moncofa firmaron el convenio con Acuamed, impulsado por la entonces ministra de Economía, Cristina Narbona. Previamente, en el 2004, nacía la iniciativa con el plan Agua, que preveía 15 plantas en el Mediterráneo y Andalucía. Fue en el 2008 cuando Benicàssim se sumó al acuerdo, pendiente de proyectos urbanísticos inacabados, como el PAI Golf benicense.

Las dos desaladoras costaron 106 millones de euros (55,5 millones la de Orpesa y 50,8 millones la de Moncofa). El Gobierno justificó su ejecución por una «mayor eficiencia en el consumo y mejor calidad del agua».