El CEE Pla d’Hortolans y el colegio Salesianos de Burriana están inmersos en un proyecto de aprendizaje cooperativo que contribuye a favorecer la inclusión social y romper barreras entre las personas con y sin diversidades funcionales. Se trata de una iniciativa que permite a los alumnos de uno y otro centro acercarse y compartir actividades. El efecto son beneficios para los unos y también para los otros.

Ya se han superado las primeras etapas y los resultados superan las expectativas. Para los estudiantes del Pla d’Hortolans supone el acercamiento a otros niños que, si bien es cierto que no tienen las limitaciones físicas o psicológicas con las que ellos conviven, «no lo es menos que la experiencia les aporta una carga grande de emotividad y afectividad», explica Maribel Franch, directora del mismo. «Creo que la iniciativa enriquece tanto a unos como a otros porque les ayuda a ver que quién no tiene una habilidad, tiene otra y, en definitiva, que todos tenemos unas limitaciones y que todos nos tenemos que aceptar y convivir», matiza. Y añade que «la teoría está bien, pero hay ponerla en práctica».

El proyecto consiste en favorecer la interrelación de los alumnos y que puedan impulsar acciones conjuntas. Eso es lo que llevan haciendo una quincena de jóvenes que visitan uno y otro centro y que no solo han realizado clases conjuntamente, sino que ya han cantado villancicos juntos. Se trata de un acercamiento a la realidad de la diversidad de la sociedad que les chocó mucho. «Al principio no se acercaban. Al acabar la primera sesión ya se abrazaron», apunta Àlex Clausell, el tutor de una de las clases de Salesianos.