Los actos previos del fin de semana pasado y la celebración de la Missa del Majoral del jueves fueron el preludio de las horas más multitudinarias de la fiesta de Sant Antoni en Peñíscola. Uno de los momentos más esperados fue el paso de los carros y caballos por las calles más céntricas de la localidad, recordando que fue este medio de transporte el más empleado por las familias del campo en generaciones anteriores.

La plaza de San Isidro, en la zona suburbana, fue el punto de encuentro de los participantes, para posteriormente llevar a cabo el trayecto por los diferentes viales. Para facilitar el paso de los animales por las estrechas y empinadas calles del núcleo histórico, el consistorio colocó arena. Dentro de la cabalgata de ayer estuvo incluida la quema de la hoguera, situada en la plaza de la Constitución. El grupo de mayorales de Sant Antoni, con Valentín Albiol como cargo de este 2019, procedieron al encendido, junto a las autoridades del municipio y la reina y damas de las fiestas.

‘TORRÀ’ / Por la noche, el ambiente se concentró en las inmediaciones de la hoguera y el cercano edificio sociocultural, con la típica torrà. Como ya es habitual, cada ración tuvo el precio simbólico de un euro, para la Cruz Roja local. La concejala de Fiestas, Raquel París, destacó que este tipo de medidas «son habituales en Peñíscola, de modo que combinamos la parte lúdica con la solidaridad de nuestros vecinos y visitantes». Tras la cena, hubo un baile que se alargó hasta la madrugada. Hoy culmina la fiesta con la misa, seguida de la bendición de caballos y mascotas.