Un proyecto de ganadería intensiva en les Useres, que contempla la instalación de dos grandes granjas avícolas en el término municipal, se ha topado con la oposición de una agrupación ciudadana que se ha constituido en plataforma con el objetivo de evitar la construcción de estas naves que concentrarán a más de 84.000 pollos y, que, a su juicio, «perjudicará gravemente a los acuíferos y al patrimonio histórico y natural de esta localidad».

Los promotores de la actuación ya han solicitado al Ayuntamiento la licencia ambiental para ejecutar este proyecto, que se expone al público para que se puedan presentar alegaciones. Por ello, la organización anima «a los colectivos y a los ciudadanos afectados por esta instalación a mostrar su total oposición» al mismo.

RESPUESTA // El alcalde, Jaime Martínez, por su parte, aseguró a este periódico que desde el consistorio remitirán el programa y las matizaciones que se aporten a las diferentes administraciones y organismos implicados, como las consellerias de Medio Ambiente, Agricultura, Cultura y la Confederación Hidrográfica del Jucar (CHJ), para que se pronuncien y determinen si es viable o no.

La organización afirma que la instalación de las macrogranjas «puede malograr, además, la futura denominación de origen de los vinos de la zona». Sin embargo, fuentes municipales apuntan a que, a priori, la construcción no afectaría a la zona de las viñas, que se encuentran en otro punto del término. No obstante, el consistorio no quiere posicionarse en el debate. Es más, el primer edil insiste en que no tiene «ningún interés en esta actuación y se hará lo que marque la ley».

Para el consumo animal y limpieza se han solicitado 12.000.000 de litros anuales de agua a la CHJ y un caudal punta de 25.000 litros/hora. Según la documentación publicada, la explotación pretende extraer dicha cantidad de agua del pozo ubicado en la propia finca, «con lo que afectaría a los mermados acuíferos», según denuncia en un comunicado la plataforma, que critica «el tránsito constante de camiones pesados por vías pecuarias en las inmediaciones del Camí dels Pelegrins, considerado monumento natural, los malos olores y la afectación al turismo y a la producción vinícola de la población, entre otros aspectos».