La crisis del tripartito ha estallado en el peor momento posible, justo durante la parte final de las negociaciones del presupuesto de Castelló. Estas negociaciones quedaron congeladas esta semana tras la decisión de Compromís de desmarcarse de la postura de PSPV y Podem-EUPV respecto a la polémica de la Junta de Festes. Con todo, confían en reanudar las mismas, una vez se supere el conflicto, para poder salvar los presupuestos.

Este mismo mes, la propia Amparo Marco comentó que el Ayuntamiento de Castelló tendría en el 2020 un presupuesto similar al año anterior, cuando ascendió a 181,8 millones de euros. Un logro para el consistorio en un año de obstáculos. El primero fue el descenso de la recaudación del impuesto de bienes inmuebles (IBI) por la revisión del catastro (dos millones de euros menos). Además, la liberación del peaje de la AP-7 supone una pérdida de 600.000 euros, y en los gastos asoma el extra de millón y medio por la subida de la masa salarial de los funcionarios, prometida por el Gobierno.

La manera de afrontar estas circunstancias generó cierto debate en el tripartito. Al final se impuso la postura del PSPV de no tocar impuestos, avalada por el incremento de ingresos en otros ámbitos. Por ejemplo, se prevé que crezca la cantidad a percibir por tributos del Estado, la partida de la Generalitat y del Fondo de Cooperación de la Diputación, entre otras. Informa E. Ballester