Las construcciones ilegales en la Marjalería de Burriana se han frenado drásticamente hasta el punto de que resulta muy difícil encontrar nuevas. El motivo, la constante vigilancia y la certeza de que la edificación acarrea una denuncia con orden de derribo y sanción y el conocimiento de que numerosos procesos se encuentran en los tribunales a la espera de sentencia.

La apertura de nuevos expedientes se ha reducido de una manera más que notable, pero el Ayuntamiento sigue tramitando multas coercitivas a aquellos propietarios a los que se les advirtió de que habían realizado una obra ilegal pero siguen sin restablecer la legalidad vigente. Esta pasada semana la Junta de gobierno acordó imponer la cuarta multa coercitiva a un vecino de la marjalería que todavía no ha procedido a la demolición. Se trata de un proceso que persiguen después de que un juzgado de Vila-real comunicara al consistorio que no es suficiente con advertir de una obra ilegal y solicitar la demolición, sino que debe garantizar que se ejecuta el derribo. Cabe recordar que es una zona de especial protección al estar catalogada como zona húmeda.

La mayor parte de las obras no permitidas en terreno de la marjalería de Burriana son pequeñas construcciones, como paelleros, piscinas o cercados, pero ya se ha procedido al derribo de alguna vivienda y existe alguna a la espera de convertirse en escombros.

De manera paralela al proceso administrativo y judicial, la redacción de un plan especial de la Marjalería se inició hace alrededor de una década sin que aún haya visto la luz. Ahora, Burriana y Nules trabajan conjuntamente, con una misma empresa, para que sea una realidad.