La planta desaladora de agua de Orpesa, que también abastece a los municipios de Cabanes y Benicàssim, entró en funcionamiento ayer. Lo hizo un día antes de la fecha límite marcada por la Unión Europea. Las puertas de la instalación estuvieron abiertas desde la mañana, con la presencia de operarios en el recinto, aunque el ambiente era todavía muy tranquilo.

Tanto el Ayuntamiento de Orpesa como el de Benicàssim aprobaron, con sendos plenos celebrados el viernes, el convenio relativo al acuerdo provisional de suministro de agua desalada a estas localidades con la empresa pública Acuamed.

El documento deja un margen de cinco años para conseguir que el Estado asuma los gastos de amortización, tal y como se ha hecho en otras comunidades, una reivindicación constante de los ayuntamientos. En Orpesa, el consumo actual es de 3,4 hectómetros cúbicos aunque contempla un límite de 5 por el futuro crecimiento urbanístico.

La otra planta en servicio en la provincia es la de Moncofa. Su alcalde, Wenceslao Alós, valoró que con el convenio «hemos conseguido asegurar nuestro crecimiento industrial y turístico con unas obligaciones muy reducidas, a la vez que evitamos una factura cercana al 1,5 millones de euros anuales», y justificó la medida por responsabilidad.