Si hay que elegir un epicentro de la actual plaga de mosquitos que azota la provincia este sería Torreblanca. El municipio sufre una de las plagas «más fuertes vividas», tal como coinciden vecinos consultados por Mediterráneo. El foco principal está en la playa y es allí donde están ubicados numerosos establecimientos de restauración que ven peligrar su futuro. A la crisis causada por el coronavirus tienen que añadir la elevada presencia de dípteros.

«La situación es insoportable. Como no cambie la cosa, creo que no podremos mantener abiertos los negocios». Así de contundente se manifiesta Andrés Ruiz, quien el pasado año se erigió portavoz de una treintena de establecimientos de la localidad, principalmente del litoral, en Torrenostra, y llegaron a organizar una huelga para visibilizar la problemática que sufren cada año.

Pero lo del actual 2020 supera las últimas problemáticas. «Algunos vecinos presentan hasta 30 picaduras en las piernas», relata Ruiz, que regenta varios locales y urge soluciones a la Diputación de Castellón y Generalitat.

En la misma línea, aunque más optimista, se muestra Fernando Ferreres, de Cal Pitu que abrió sus puertas con el arranque de la Fase 1: «Lo del viernes pasado no lo había visto nunca y se me vació la terraza. Esta semana también hay muchos. De la playa al pueblo te comen. No temo por el futuro del negocio, al final te adaptas, pero los clientes, en horas punta de insectos, no sale. Nosotros apagamos las luces o ponemos velas, según la situación».

Eso sí, Ferreres muestra su indignación por el helicóptero antimosquitos que fleta la Diputación y recalca que «en 2019 lo reclamamos y no lo autorizaron y justo este año actuó en pleno confinamiento, cuando la gente estaba en sus casas. Debería pasar también ahora. No lo entiendo».

En contraposición al papel de administraciones superiores, los afectados consideran que el Ayuntamiento hace lo que puede. «Han fumigado con todos los recursos que tienen, lo que ya es algo, pero resulta insuficiente. Es el Consell el que debe hacer algo ya para acabar con la plaga, porque al final nos va a perjudicar a las personas y a los negocios», apunta Ruiz.

Otro gerente, que todavía no ha podido abrir las puertas de su restaurante, considera que «al menos actúan en la playa, pero es que no se puede estar. La incertidumbre es total a día de hoy».

«Los turistas vienen a la costa y acaban en el ambulatorio»

La presencia masiva de mosquitos que padece Torreblanca se extiende en otros municipios del litoral castellonenese, entre ellos Alcalà de Xivert y su zona de playa en Alcossebre. En otras localidades afecta en menor medida. Ante esta problemática, el presidente de Ashotur, Carlos Escorihuela, se muestra molesto y destaca que «los turistas vienen a nuestras costas y en lugar de disfrutar de las terrazas y las piscinas terminan en centros de salud por las masivas picaduras de los dípteros».

Escorihuela se une a las reivindicaciones de representantes del sector sobre los vuelos aéreos para luchar contra este exceso de insectos: «No podemos hacer inversiones para que vengan los turistas a y luego que no puedan estar en ningún sitio porque se van llenos de picaduras. La gente está harta de los mosquitos».