Después de días de preparativos, la mejor compensación para los vecinos del sector de Baix de la Vila, en la Pobla Tornesa, fue comprobar que la respuesta de los participantes en las fiestas de Sant Antoni cubrió e incluso superó las mejores expectativas.

Ayer, tantos como pudieron, se congregaron en los alrededores del carrer del Riu para asistir al momento álgido de la jornada, en el que el fuego se impone en esa combinación de superstición y religiosidad que siempre acompaña a esta celebración.

Quien más y quien menos se dejó cautivar por las llamas que llenaron de luz y calor el ocaso, en el que los animales, invitados principales aunque ajenos a tanto simbolismo, desfilaron en una multitudinaria matxà que les garantizaba la bendición final, razón principal, o tal vez excusa ideal, para su participación.

Los residentes de la Pobla no faltan a esta cita y exhiben ante los visitantes el sentimiento de hermandad que nunca falta en estas convocatorias populares, con especial significación en las fiestas de Sant Antoni, porque parece que el invierno invite a querer sentir el calor del prójimo. Como ejemplo, la actuación del grupo de danzas infantil y El Peiró, o el reparto de los 7.000 rollos elaborados en el horno local.

ACTOS Para hoy / La de hoy será una jornada donde se reproducirán esas mismas sensaciones. Tras la misa en honor a Sant Antoni, un pasacalle musical, a cargo de la banda de la Pobla Tornesa, recorrerá las calles del municipio antes de la comida de hermandad de los vecinos del sector de Baix la Vila. Ya por la tarde, a partir de las 18.30 horas, distribuirán en el salón multiusos los dulces que ayer sobraron y con el que cerrarán su tributo al patrón de los animales.