Martín Bonillo Fandos es el mejor ejemplo del aficionado al silvestrismo. Natural de Betxí, este vecino de Vila-real de 49 años se acaba de proclamar campeón de España en la categoría de pardillo joven en el Certamen Nacional de Pájaros Cantores, de la Federación Ornitológica Cultural Silvestrista Española (FOCSE) que, en su 24ª edición, batió su propio récord de participación, con 719 aves. De hecho, organizado por la Sociedad Ornitológica l’Alcorense y con la colaboración del Ayuntamiento, la Diputación y Caixa Rural, acudieron a la villa ceramista delegaciones de Valencia, Alicante, Castellón, La Rioja, Aragón, Murcia, Navarra, Asturias y Baleares.

El premio es el colofón a una temporada plagada de triunfos para Bonillo, pues ha ganado el provincial de Castellón y el campeonato de la Comunitat, entre otros, antes de alzarse con el primer puesto en el nacional de la capital de l’Alcalatén.

Afición

Su afición le viene de su hermano Joaquín, «por su pasión con los jilgueros», que le ha transmitido su «gran amor por los pájaros». De hecho, es un ferviente defensor del silvestrismo. «No hay nadie que quiera tanto a los pájaros como nosotros», asegura Bonillo. «Vamos antes al veterinario para comprobar que está en perfecto estado de salud, que nosotros al médico; si me quitarán esta afición es como si me cortarán una pierna», afirma.

Lamenta la crítica de diversos grupos ecologistas contra el silvestrismo, por cuanto «no se mata a ningún ave, más bien al contrario, pues el colectivo, que está más vivo que nunca, ha evolucionado con respeto, estudio y conservación de las especies».

Gran sensibilidad

El presidente de la sociedad ornitológica alcorina, Jesús Fernández, y el mantenedor del último certamen nacional, el escritor Vicente Álbaro, destacan «la sensibilidad» de Bonillo a esta práctica, y desmienten que el colectivo cause daño a los pájaros. «Cómo van a lastimar a un animal tan bello por el que suspiran y dedican su tiempo libre», aseveran.

«Regularizar nos parece bien, pero los objetivos prohibicionistas no son la solución; ¿qué mal hacemos nosotros cuidando a los pájaros, tertuliando sobre las pasadas de pardillos, verderones, verdecillos y jilgueros, y comentando quién es el más cantador o el más valiente?», manifiestan estos expertos.

En este sentido, Bonillo asevera que «defender las tradiciones como el silvestrismo no es vivir de cara al pasado, sino contribuir a su pervivencia y conservación para el futuro»; y anima a los aficionados a «estar más unidos que nunca».