El Ayuntamiento de Onda reduce la presión fiscal del 0,88 al 0,72% por habitante en los tres años de legislatura. «Es una máxima de este equipo de gobierno que la ciudadanía contribuya con el mínimo posible a la gestión municipal. La principal vía de entrada de fondos al consistorio es el impuesto de bienes inmuebles (IBI), pero no queremos que sea la única», apuntó ayer el alcalde, Ximo Huguet.

«Hemos estado en contacto directo con otras administraciones para que este descenso no se vea repercutido en el presupuesto ni en las inversiones que son necesarias en la localidad», añadió el primer edil.

A esta bajada en las contribuciones se suman las bonificaciones que existen, por ejemplo, en el IBI, con hasta un 95% en aquellos que se encuentren en el centro histórico protegido y abran un negocio cara al público. Además, se han congelado el resto de los tributos municipales y se eliminará la tasa de mantenimiento de nichos a partir del 2019.

En este sentido, el munícipe destacó que «desde la Concejalía de Hacienda, que dirige Silvia Cerdà, se ha llevado a cabo una política responsable en la gestión del dinero de la ciudadanía, ya que, si la presión fiscal disminuye, es evidente que los ingresos del consistorio también se reducen, pero los vecinos no han visto aminorados sus servicios públicos en ningún momento, al contrario, se han aumentado».