El presidente de la Diputación, Javier Moliner, inauguró ayer la restauración del edificio del faro de Peñíscola, que desde hace unas semanas ya funciona como punto de recepción de visitantes y taquilla del contiguo castillo. Para ello, desde la administración provincial han invertido 300.000 euros con la finalidad de reforzar su estructura y ordenar el espacio para sus nuevos usos turísticos y administrativos. Estas nuevas dependencias han servido para liberar una parte de la fortaleza templaria, accesible desde hace unos pocos meses.

«Hemos conseguido tener un recurso a la altura de un enclave de estas características», resatló Moliner. En cuanto al plan director trazado para incrementar el atractivo del monumento, señaló que está ejecutado «al 50%» y con ello se ha pasado de 220.000 a 300.000 visitantes, «con una media de casi 1.000 personas cada día», a las que se suman quienes acuden a los actos culturales.

REFERENCIA // Durante su intervención, destacó que puntos como este «son elementos tractores del turismo», para añadir que la silueta del castillo «es foco de referencia para las localidades de la zona». Y manifestó el objetivo de que dentro de unos años se pueda alcanzar la cantidad del medio millón de visitantes.

El alcalde de la población, Andrés Martínez, valoró que el faro, gracias a las reformas, «ha conseguido dignificar un lugar como este, cumpliendo que sea de uso público». Con ello, «se potencia el castillo, que es una de las imágenes más representadas del turismo nacional en el exterior».

La arquitecta responsable del proyecto, Pepa Balaguer, mostró las dependencias, que incluyen en la planta superior una sala de reuniones y un área de despachos. Para ello, lograron previamente la cesión del inmueble, propiedad de la autoridad portuaria de Castellón. En cuanto al interior de la fortaleza, los trabajos pendientes se centran en las salas de la primera planta.