La comisión de las fiestas patronales de la Sagrada Familia y el Santísimo Cristo de la Vall d’Uixó ya lo había anunciado. Su intención era celebrar el triduo religioso que las caracteriza con todos sus actos adaptados a las medidas de seguridad que les indicaran las autoridades, aunque finalmente su propósito se ha visto reducido, por voluntad propia, a las tres misas por la Trasladación (domingo), la Sagrada Familia (ayer) y el Santísimo Cristo (hoy) y la procesión que tuvo lugar ayer, un evento en una versión bastante reducida.

La primera gran procesión que se celebra en la provincia, desde que fue declarado el estado de alarma en el mes de marzo, estuvo cargada de emotividad y simbolismo, incorporando modificaciones sustanciales, desde la limitación del número de participantes, el recorrido y el modo de portar la imagen de los patronos, posiblemente lo más llamativo, ya que no salieron a la calle a hombros de los porteadores, como es costumbre, sino sobre una anda dirigida por 7 personas, para garantizar el mantenimiento de la distancia.

LA IMPORTANCIA DE ESTAR

Como señaló ayer el presidente de la comisión, Manuel Debón, lo importante «era estar, transmitir eso a la gente», pero con un compromiso firme de respeto por la situación actual, muy presente en los sermones de las dos misas previas, a cargo del párroco, Vicent Borja.

Un límite de 200 cirios, esa fue la manera en la que controlaron el aforo, pese a estar al aire libre. En cuanto al itinerario --que se caracteriza por recorrer uno de los dos cascos históricos de la ciudad, entre calles estrechas--, fue radicalmente modificado, al optar por los viales «más anchos y espaciosos», con salida en dirección contraria a la que sería habitual, empezando por la calle Benigafull para regresar por Sanchís Tarazona, por lo que también fue una procesión más corta. Pero lo importante para organizadores y vecinos fue hacerlo posible, compartir devoción en tiempo de crisis sanitaria, pero también social.

Hubo una condición más. Solo se podía participar con mascarilla quirúrgica, no de tela. Para asegurar que no había problemas al respecto, la comisión puso a disposición de los feligreses 150 unidades por si tenían que cambiarla.