Las altas temperaturas registradas desde el final del otoño y el inicio del invierno han provocado, entre otros factores, que la plaga de la procesionaria del pino (thaumetopoea pityocampa) sea este año una de las más virulentas de la última década en el interior de la provincia. Desde Xodos a Vistabella, pasando por Benafigos, Villahermosa o Morella, todas las comarcas castellonenses del interior sufren las consecuencias de la procesionaria, que visualmente está convirtiendo montes de pinos situados en l’Alcalatén, el Maestrat, el Alto Mijares y Els Ports en bosques caducifolios.

“Al prolongarse las temperaturas mínimas muy altas, el ciclo se acelera y las orugas son muy voraces”, explica el director del departamento de Entomología y Control de Plagas del Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva, Ricardo Jiménez, quien prevé que habrá que esperar a un nuevo ciclo para realizar un tratamiento efectivo. “En las zonas en las que hablamos, por encima de los 800-100 metros de altura, las orugas son muy grandes y muy voraces y la Generalitat valenciana, que es la administración competente para tratar la plaga, lo más previsible es que espere, porque ahora no sería efectivo”. De hecho, fuentes de la Conselleria de Medio Ambiente confirmaron a Mediterráneo que “no es el momento para actuar”.

No obstante, algunos ayuntamientos, conscientes de la problemática, se han puesto manos a la obra, como es el caso de Morella. El alcalde de la capital de Els Ports, Rhamsés Ripollés, explicó que la zona más afectada del municipio es la ubicada detrás del castillo, cercana a la zona urbana, por lo que en las próximas semanas el taller de empleo de gestión forestal trabajará en la pinada para eliminar los bolsones construidos por las orugas. En otros consistorios la preocupación es tal que se tratará en los próximos plenos.

“Se está comiendo los pinares de Xodos y, en la sesión plenaria del sábado, adoptaremos alguna decisión”, explicó el alcalde de esta localidad, César Segura Tena. La misma situación se repite en Vistabella. “La Conselleria fumiga en montes públicos, el problema es que en esta zona la mayoría son privados y, o se actúa en todos a la vez, o resultará muy difícil de combatir”, explicaron desde el Ayuntamiento. “Confiamos en que la primera helada del invierno acabe con el problema que estamos sufriendo”, añadió la primera edila, Belén Bachero.

“Es una situación generalizada y llama mucho la atención. Nos hemos planteado tomar medidas porque el tema nos preocupa, aunque es difícil de atajar”, comentó la alcaldesa de Benafigos, Mercedes Cortés. Y es que los ataques de las orugas producen defoliaciones de los árboles atacados.

Estas, rara vez producen la muerte de los pinos, pero los debilita en gran medida, facilitando el ataque posterior de otras plagas. En casos de defoliaciones repetidas y cuando afecta a ejemplares jóvenes o que crecen en suelos pobres pueden llegar incluso a matarlos. Pero, afortunadamente, en el 2015 llovió, pues con sequía los daños hubieran sido mayores, explicó el alcalde de Villahermosa, Luis Rubio. H