Mientras diversos municipios del Alto Palancia, en especial Castellnovo, están contabilizan los daños causados por la granizada del pasado miércoles, en la Salzadella ya tienen claro que las últimas lluvias registradas en la zona hace unos días han asolado los cultivos de su apreciada y conocida cereza, provocando pérdidas cuantiosas.

La adversa meteorología ha afectado, según las valoraciones de los técnicos, al 90% de las variedades tempranas. “Hay fincas en las que no se ha salvado nada”, aseguró Luis Alberich, uno de los productores afectados. “Ha sido un desastre; ya había disminuido la producción por el frío del año pasado y la lluvia ha acabado con ella”. El agua caída ha afectado a las cerezas en plena maduración.

Otro productor, Rafael Puig, apuntó que las pocas cerezas que quedan todavía en los árboles y que no se han partido “están aguadas y se pudren, por lo que hay que retirarlas del árbol para que no afecten a las que se han salvado”. Esto ha provocado que la campaña se haya retrasado y la cooperativa esté sin actividad.

“devastador” // Puig vaticina que, al final de la campaña y si no vuelve a llover, el resultado de las pérdidas será devastador. “En condiciones normales, en mis fincas, obtenemos de 15.000 a 25.000 kilos de cerezas y este año se quedará en menos de 10.000”, comenta. Esperan que no vuelva a llover, pues en 15 días estarán listas las variedades de maduración media-temprana. Y la Fira de la Cirera de la Salzadella se celebrará el 4 y 5 de junio.

Además, la escasez de cereza de este municipio se ha dejado notar también en el mercado, donde ha llegado a alcanzar un precio de ocho euros el kilo. H