La situación de alarma entre los ganaderos por los ataques de animales a las explotaciones bovinas se produce de manera permanente. Sin ir más lejos, hace menos de 15 días se produjo la denuncia por la muerte de dos terneros en la masía Forés de Vilafranca, previsiblemente a causa de la acció de perros salvajes. En esta ocasión, el tipo de heridas sufridas hizo indicar que serían canes los autores de esta merma dentro de su negocio.

El responsable de la explotación, Aurelio Badal, detalló que esta situación no era nueva. «El pasado año tuve tres casos provocados por los buitres, que se comieron tres terneros y una vaca en el momento del parto», detalló. La preocupación del criador se debe al coste económico que implican estas continuas bajas, así como a la impotencia de no poder controlar estos ataques.

La sensación de alarma es continua, y uno de los episodios más sonados ocurrió entre los años 2012 y 2013, con la muerte de ovejas en Vilafranca, Ares y Morella.