Las fiestas patronales de la Sagrada Familia y el Santísimo Cristo de la Vall d’Uixó inauguraron ayer un intenso programa religioso que ocupará de manera casi hegemónica las próximas jornadas. El popularmente conocido como triduo se inició con la festividad de la Trasladación, entre cuyos actos centrales estaba la ofrenda a los patronos, una cita cargada de emotividad en la que la alcaldesa, Tania Baños, acompañó a la reina de las fiestas, Meritxell Aragonés; y al presidente de la Comisión, Manuel Debón, hasta su llegada a la parroquia del Ángel.

TRADICIONES ARRAIGADAS / El de ayer fue un día en el que se constató la importancia que tienen las tradiciones y las costumbres más arraigadas en las celebraciones patronales, tal y como defiende Debón. Un buen ejemplo de ello fueron los eventos con los que se inauguró la jornada. El primero fue muy temprano. A partir de las seis de la mañana se produjo el Cant de l’Aurora, una cita de las menos multitudinarias del programa, pero que está cargada de simbolismo y sigue manteniéndose año tras año.

También es muy típico de estas jornadas un momento muy popular: el reparto de la carne de toro entre los abonados. Como viene sucediendo desde ya hace mucho tiempo, la que se distribuye no es la de las reses lidiadas el sábado, por cuestión de plazos.