Los vecinos del paraje del Corral de Petiquillo de Benicarló y de las zonas residenciales ubicadas en este área ya respiran tranquilos. Tras repetidas quejas, se ha procedido a la limpieza del frondoso pinar próximo a las viviendas. Sin embargo, temen que solo se trate de una actuación puntual, un pequeño respiro, y que las basuras vuelvan a acumularse en poco tiempo. El problema no es nuevo, ya que desde hace varios años los vecinos de este lugar, situado en el límite entre los términos de Benicarló y Peñíscola, vienen denunciando reiteradamente la degradación ambiental de este pulmón verde ubicado a escasos kilómetros del núcleo urbano.

Muchos señalan a los responsables de ambas administraciones locales por permitir la situación, que se agrava en la temporada estival, con el potencial peligro de incendio que supone la presencia de botellas de vidrio y plásticos esparcidos por la zona. “Es la eterna tarea pendiente de los dos municipios, porque ni unos ni otros parecen que se quieran hacer cargo; luego habrá un susto y a ver quién se responsabiliza”, apuntan los residentes.

DIFICULTADES // Sin embargo, y según explica la alcaldesa de Benicarló, Xaro Miralles, el problema no tiene fácil solución. “A la entrada del frondoso pinar hay varios contenedores, y es Peñíscola el municipio que se encarga de la recogida de esa parte, pero el inconveniente principal es la falta de civismo”, asegura.

Añade que los contenedores de residuos situados en las inmediaciones “están vacíos, pero a su alrededor, esparcida por el suelo, hay un montón de basura”. Esta conducta poco cívica también está detrás, apunta la alcaldesa, de la acumulación de desechos dentro de las zonas verdes. “Hay que aclarar que el pinar no es de propiedad municipal, sino que pertenece a una entidad bancaria y, por lo tanto, no se pueden destinar fondos públicos a limpiar una propiedad privada”. “Desde el Ayuntamiento de Benicarló, concretamente desde el área de Medio Ambiente, lo que hacemos es remitir un escrito a los propietarios para que se limpie periódicamente”, aclara Miralles.

“Las administraciones podemos actuar hasta cierto punto, pero es necesario que la gente se conciencie de la necesidad de respetar estos espacios y mantenerlos en un óptimo estado”, concluye la alcaldesa. Mientras tanto, los residentes más próximos deben contemplar cada cierto tiempo una estampa poco grata. H