Los agricultores de la Unión Europea tendrán vetado en breve el uso de productos sanitarios que tengan como principios activos el clorpirifós y metil clorpirifós, pero esto no será impedimento para que productos importados, como cítricos de Sudáfrica, sí puedan emplearlos. Ante esta situación, la Unió de Llauradors denunció que la institución comunitaria «se está convirtiendo a pasos agigantados en un mundo de contradicción permanente».

La retirada de la aprobación para estas sustancias empezará a ser efectiva el 16 de febrero, con solo dos meses de prórroga, por lo que desde el 16 de abril ya no será posible su comercialización. El secretario general de la Unió, Carles Peris, valora que la prohibición «nos deja desnudos delante de una plaga que vino precisamente de Sudáfrica, el cotonet. Siempre hemos reclamado la ampliación del periodo de uso hasta que salga un parásito que pueda controlarla, pero el trabajo está retrasado». Afirma que el futuro de este sector pasa «hacia una agricultura más sostenible, pero nos hubiera gustado que nos dieran un margen más amplio».

Por parte de Fepac-Asaja, los cambios en la normativa implicarán un aumento en los costes de producción, ya que los principios activos no tienen sustitutos tan efectivos ni con los mismos precios. Desde este colectivo, José Vicente Guinot asevera que el problema «siempre lo acabamos pagando los agricultores de aquí. Las prohibiciones deberían ser para todos, incluidos los países terceros a los que no se les exige, y debe haber reciprocidad».

CONSELLERIA / Para hacer frente a las quejas del sector, la consellera de Agricultura, Mireia Mollà, visitó ayer una empresa de la localidad valenciana de Carlet dedicada a la investigación en feromonas. «Lucha biológica, nuevas vías de investigación y fórmulas de control ecológico se alzan como alternativas necesarias para combatir las plagas y enfermedades del campo y responder frente a las restricciones europeas», destacó. Una de las opciones es un parasitoide, que desde el departamento autonómico aseguran que puede estar listo y activo para la próxima campaña. La otra es una feromona de confusión sexual que en las últimas pruebas tuvo una efectividad del 80%.

Con el objetivo de llegar a tiempo, la dirigente indicó que ya ha enviado una carta al ministro de Agricultura, Luis Planas, para acelerar las autorizaciones y que estén aprobadas en primavera.

El clorpirifós era el sistema más utilizado contra el cotonet de les Valls, una cochinilla que provoca una deformación en las clementinas afectadas y reduce significativamente su calibre. Calculan que su índice de efectividad es de un 90%, y además estaba indicado para otro tipo de afección, que a partir de la próxima campaña tendrán que contar con otro tipo de sustancias. Por ello, creen que a partir del próximo otoño los campos de Castellón estarán más expuestos a plagas. la UE decidió la retirada del clorpirifós, al concluir la Agencia de Seguridad Alimentaria su potencial genotóxico y neurotóxico.