Esperar a que haya un estado de alarma por consenso, sí, pero «haciendo camino». Es la justificación que anoche dio el president de la Generalitat, Ximo Puig, al anunciar que el Consell va a preparar entre hoy y mañana su propio toque de queda que restringirá la movilidad por las noches sin esperar a que el Gobierno central declare un posible estado de alarma que dé cobertura legal definitiva a la medida que restringe derechos fundamentales.

Entre hoy y mañana se pedirá a la Abogacía de la Generalitat y a la Conselleria de Sanidad que emitan la resolución oficial que dé amparo legal a la medida, que consiste en restringir la movilidad desde medianoche hasta las 6 de la madrugada salvo casos justificados como ir a trabajar, a cuestiones médicas o de cuidados de personas dependientes y que tiene en el punto de mira acabar con los contagios en botellones y fiestas privadas. Se pretende que el toque de queda entre en vigor como tarde a principios de la semana que viene y durante al menos seis semanas, hasta el 9 de diciembre.

Puig, que compareció anoche tras el Consejo Interterritorial de Salud junto a la consellera del área, Ana Barceló, no quiso avanzar en qué ley se amparará la Generalitat para tomar esta decisión aunque justificó que la Abogacía de la Generalitat ya estaba «trabajando» y que había «indicios de que hay sustentación» legal para hacerlo «si no, no lo haríamos». Y eso, pese a que casi a la misma hora, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, aseguraba desde Madrid que el «instrumento jurídico óptimo» para aplicar un toque de queda «de carácter general es un estado de alarma». Aún así, desde el Consell confían en que el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana avale la medida pese a que el encaje jurídico según los expertos es difícil.

Para Puig, según trasladó en casi cada una de sus intervenciones, no hay tiempo que perder. «Nos gustaría que hubiera una posición de carácter nacional que es la mejor, pero no ha sido así», dijo respecto de la falta de acuerdo sobre el toque de queda en el Consejo Interterritorial por la posición, entre otras de Madrid y Euskadi, «y la Comunitat Valenciana va a tomar sus decisiones sin esperar a que sea más tarde». Eso sí, si dentro de unos días, tal como avanzó el ministro de Sanidad, se llega a un acuerdo sobre una implantación de un posible estado de alarma, este se asumiría, pero había «una cierta urgencia en tomar medidas para controlar la movilidad nocturna».

Miedo a Halloween

La explicación de esa urgencia está en el giro que ha dado la evolución de la pandemia del coronavirus en la última semana y «desde el puente del 9 de octubre» en concreto, según la consellera de Sanidad, con un aumento de los pacientes ingresados desde principios de octubre del 97 % y una subida del 45 % de la incidencia en las últimas dos semanas. Pero, sobre todo, está la cercanía de fiestas como la de Halloween el próximo 31 de octubre, con la acumulación de botellones o fiestas privadas que puede haber.

«Queremos que se apruebe cuanto antes porque en los próximos días hay fiestas previstas y también cada fin de semana es una oportunidad para hacer cosas que antes eran normales, que forman parte de nuestra cultura, pero que ahora hay que restringir porque no queremos estar peor» y para no estarlo «debemos tomarlas ahora», e ir «por delante del virus», aseguró el president.

Porque este sería el objetivo a batir con la aplicación de un toque de queda: acabar con fiestas privadas, botellones y reuniones sociales, escenarios donde aún se producen muchos de los contagios. De hecho, en la Comunitat Valenciana, casi siete de cada diez nuevos brotes se dan en el ámbito social, en esas quedadas con familiares o con amigos en las que las normas de prevención como la distancia social y el uso de la mascarilla se relajan, además con alcohol y con comida de por medio.

Para el Consell, restringir la movilidad para acabar de forma indirecta con parte de estos contagios en el ámbito social es una buena medida ya que ayudaría a frenar el virus, sin tomar otras «más duras en las próximas semanas», ayudaría a llegar a las semanas previas a Navidad «con una mejor situación ante el aumento de movilidad» que conllevan las fiestas y se llegaría a tiempo de evitar un empeoramiento de la pandemia sin dañar más el tejido económico, una de las claves de la decisión del Consell.

Puig descartó de plano que en el paquete de medidas alternativas que acompañaría al toque de queda —y que pueden incluir la restricción de los grupos de personas en el ámbito público y privado— entrara el cierre de la restauración e insistió en que impedir estar en la calle a los valencianos a partir de medianoche sin una causa justificada no afectaba a la economía, ya que el ocio nocturno ya permanece cerrado. La patronal, sindicatos y otros agentes sociales apoyaron ayer de hecho la idea, ya que no añadiría más daño al que ya están provocando las actuales restricciones en vigor desde agosto y no afectaba al resto de sectores económicos.

Sin zonas en riesgo extremo

La Comunitat Valenciana se convierte así en una de las pocas autonomías (junto a Andalucía, que anoche anunció otro toque de queda para Granada) en asumir como propia la restricción pese a que es, todavía, una de las regiones que mejor está de España. «Los datos son buenos, pero ¿eso quiere decir que estemos bien? No, hay un camino largo para que esa mesa no ascienda y tenemos que actuar por delante», zanjó la consellera.

Y eso que, según el plan de actuaciones de respuesta coordinada que sí se adoptó ayer por gran mayoría en el consejo interterritorial (el famoso semáforo de niveles de alerta), ningún municipio valenciano estaba «en la última fase» que marca un riesgo extremo y sí conllevaría adoptar medidas que impliquen un estado de alarma o de sitio. La consellera no quiso concretar en qué nivel estaría de forma global la Comunitat Valenciana aunque, según fuentes del Ministerio de Sanidad, se estaría en un nivel de alerta 2 o de riesgo medio atendiendo a parte de los indicadores como la incidencia acumulada (142 a 14 días) o la ocupación de camas hospitalarias por pacientes covid-19 (7,38 %).

Desde Sanidad aún tendrán que valorar en qué situación queda la C. Valenciana o las unidades territoriales que se decidan y si hay que tomar más medidas adicionales siguiendo las previstas en el documento. La resolución del toque de queda sí incluirá más medidas adicionales que la consellera no quiso avanzar pero que podrían ir en esta línea de control de aforos en interior de bares, y no solo en barra como hay ahora, o de limitación de grupos de personas.

Medidas adicionales y control para los ‘tardeos’

La declaración del estado de alarma vendrá acompañada de una serie de nuevas medidas restrictivas que ayer ni Ximo Puig ni la consellera Ana Barceló quisieron avanzar ya que aún se «están perfilando». Eso sí, irían dirigidas para evitar«la transmisión en otros espacios», sobre todo los contagios en el ámbito social y familiar y que podrían ir en el sentido de las incluidas en el documento de alertas aprobado en el consejo interterritorial y que marca nuevas limitaciones de aforo y de cuántas personas como máximo pueden estar en el interior de bares, como una limitación a grupos de seis. Es más que posible que las nuevas restricciones vayan en este sentido ya que el president Ximo Puig reconoció que algunas de las medidas ayudarían a controlar situaciones como los ‘tardeos’, que podrían aumentar en los bares si se limita estar en la calle a partir de medianoche.