El pasado viernes fui invitado al acto de presentación de la programación de la Banda Municipal de Castelló para el ciclo 2019/20. Se nos entregó un bien editado folleto (por cierto, con un interesante y representativo gráfico en la portada que me recordaba los armónicos de la partitura de la sonata para guitarra de Ginastera) en el que figuraban los actos en los que la agrupación de viento castellonense va a intervenir en la próxima temporada: conciertos, programas didácticos, pasacalles, actuaciones camerísticas y un largo etcétera.

ME LLAMÓ poderosamente la atención el criterio de la confección del repertorio, por parte del jovencísimo director Marcel Ortega, que explicó a los presentes, con palabra fácil y pródiga, las intenciones que justifican la presencia de un buen número de obras contemporáneas. Se puede entender este aggiornamento, como referencia de adhesión al momento en que vivimos, en la misma medida en que se entendía la fidelidad verdiana al Risorgimento (valga el ejemplo entre muchísimos otros). No podemos entender la música del hoy más hoy, sin tener conciencia de la globalización, del cambio climático, de los conflictos bélicos, de las situaciones de marginación, la primacía de lo mecánico y cibernético….

Todo ello hay que ponerlo en do, re mi fa sol, con modos de nuestro tiempo. La música no puede dar la espalda a los referentes tímbricos y sistémicos de la armonía, que está en consonancia con nuestro ser del día a día, como el arte, asimismo, postula corrientes desde la abstracción a los performances.

*Cronista oficial de Castelló