Como aprendiz de filósofo me complace el titular que el sábado aparecía en este periódico: Un filósofo llega a la plaza de las Aulas. Eran palabras del nuevo presidente de la Diputación Provincial, José Pascual Martí, profesor de Filosofía, y sucesor del ingeniero Javier Moliner. Dicen que Sócrates «impartía» Filosofía en las calles y plazas; los estoicos lo hacían en la antigua Stoa (en la que yo un día me recosté emocionado en sus jambas en Atenas), Aristóteles, caminando en sus clases peripatéticas, Platón en su Akademos, y así muchos más.

Los filósofos, la mayoría, en su filosofía incluían problemas cosmológicos, estéticos, éticos, del lenguaje, políticos, etc. En origen la Filosofía Política estudiaba cómo debería ser la relación entre las personas y la sociedad, tratando de cuestiones en torno a las leyes, la libertad, el gobierno legítimo, la economía y, por supuesto, la ética. La Filosofía Política ha variado con el tiempo. Hoy conviven muchos modelos. Pero bien está que la Filosofía siga gozando de presencia en las instituciones públicas, no solamente por profesionales, claro. Como también lo ha hecho ya en el mundo de la infancia: es la llamada Filosofía para niños con el fin de aprender un espíritu crítico y creativo, educar en valores y, finalmente, ayudar a descubrir el sentido de la vida. Un poco de Filosofía no viene mal a nuestra época y a nuestra sociedad.

*Profesor