Garrofa Viva. Así se denomina el proyecto pionero gestado de forma conjunta por la Unió de Llauradors i Ramaders y otras instituciones con el objetivo de revalorizar un cultivo tan característico de la geografía castellonense (y valenciana) como es la algarroba. No en vano, tal como señalan desde la organización agraria, la Comunitat tiene en su territorio la mitad de la superficie de algarrobos que hay en toda España. Sin embargo, su progresivo abandono ha provocado que muchas entidades se vean obligadas a actuar y alíen fuerzas para tratar de revertir esta tendencia.

Y lo hacen para atajar la situación que, año tras año viven los productores de este cultivo, que siguen expectantes la ansiada recuperación de unos precios que están por los suelos. El hecho es que, hace unos años, este fruto estaba considerado una producción marginal y con precios que prácticamente no compensaban el cuidado de los árboles y las labores de recolección. Y, aunque últimamente está siendo «un complemento de renta para sus productores» al empezar a ser más demandado por las empresas transformadoras (que incluso llevan a cabo con sus semillas aditivos para la alimentación), a los agricultores les preocupa la gran especulación que hay con este cultivo, dado que se encuentra concentrado por un monopolio en manos de pocas compañías. A ese factor hay que sumar también la perenne amenaza de robo.

Con el interior

Por ese motivo, se acaba de presentar el proyecto Garrofa Viva, respaldada y secundada por otros entes como los Ayuntamientos de Olocau, Borriol, les Coves de Vinromà o Chiva, en Valencia, además de la Diputación de la provincia vecina. En el contexto del Año Internacional de la Legumbre, que se celebra este 2016 que acaba, la campaña se plantea revitalizar el cultivo de la algarroba desde varias vertientes. Desde el punto de vista económico «en cuanto a su viabilidad y rentibilidad; medioambiental; turístico-gastronómico; y también el saludable, a través de la promoción de una dieta equilibrada, sostenible y de productos de nuestra tierra».

Además de los municipios, en el proyecto se ha implicado diferentes vertientes, como la académica, con el Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias; la Universidad Politécnica de Valencia; o la Universidad de Valencia. También se han interesado personalidades de otras disciplinas, como el historiador Ferran Zurriaga o la artista Nuria Ferriol, entre otras.

Para refrendar su apoyo a la causa, en la presentación se firmó la Declaración Garrofa Viva, que ambiciona y contempla puntos como «promover acciones con el fin de encontrar la viabilidad económica del cultivo», así como la actividad comercial de los productos vinculados a este particular fruto, que tantas alegrías dio en el pasado a la provincia de Castellón, sobre todo para la alimentación de animales, y que ahora se encuentra en desuso.

Valor rural centenario

Paralelamente, el convenio también apuesta por apoyar las iniciativas de investigación, tanto en la vertiente agrícola, ambiental y saludable, y «asumir un compromiso en la protección de ejemplares de algarrobos centenarios-milenarios y de señalización de rutas turísticas». Otras de las líneas abordan fomentar la gastronomía autóctona con productos relacionados con la algarroba y sus valores saludables. Por último, la declaración postula que velará por «divulgar mediante jornadas, seminarios o cualquier otra iniciativa los valores de los algarrobos».

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