Faltan cuarenta y seis días para que el acequier major, entone en el próximo tercer sábado de cuaresma, las estrofas del Pregó de Bernat Artola invitando a castellonenses y forasteros a vivir las tradicionales fiestas de la Magdalena.

Esta celebración significa muchas cosas, pero en esta ocasión quiero fijarme en la labor cultural que a través de un conjunto de afanosos colectivos como son las gaiatas y collas, se manifiesta en una serie de actividades, de todo punto elogiosas y que dejan patente una labor de la que se beneficia mucho la cultura local. No puedo olvidar las elogiables publicaciones, de marcado nivel (yo no dudaría en calificarlo de científico) de la colla Rebombori, los deliciosos cuentos de la colla Bacalao, de tan primorosas ediciones, las actividades lúdicas y tradicionales de la colla Pixaví guardiana de la ermita de Sant Roc de Canet, como la Germandat dels Cavallers de la Conquesta lo es de la cercana de Sant Francesc de la Font, los premios de la agrupación Moros d’alqueria, los festejos musicales y gastronómicos de la collas del Rei Barbut o La host del Castell Vell y por supuesto los libritos de gaiatas, algunos de los cuales conservo, precisamente por la calidad de su contenido… y la lista, sin duda, podría, puede de hecho, ser más larga.

Es una labor esforzada, perseverante, impagable y desinteresada, que rezuma generosidad, altruismo y amor por la tierra, que no se limita al esfuerzo de los nueve días del festejo, si no que se va atrás, a muchos meses de trabajo ímprobo, poco valorado y menos agradecido. Sin duda “aquests fillols no obliden la rabassa maternal”. H