Vocación de servicio. Valorando y disfrutando de la vida. Y en la memoria, tantos recuerdos y vivencias. Como el día que desarrolló el temario en la oposición a intendente de la Policía Local durante una hora, con el aplauso cariñoso de su abuelo, al finalizar la exposición, hace ahora 30 años, o su nombramiento como Almassorí de l’Any 2015, cuando los vecinos le mostraron su cariño y admiración. Roberto Verdoy, con tres décadas al frente de la Policía Local de Almassora, marca toda una época, un destino, una trayectoria, una evidencia en el sentir de un paisaje y un paisanaje.

Evoca cómo se inició todo. Cómo llegó a la jefatura de los agentes municipales de la población, «casi de casualidad». «Había acabado la carrera de Derecho en la especialidad de Empresarial, estaba trabajando, y se convocaron las pruebas a jefe de la Policía Local. Vi que podía ser una oportunidad y me presenté, y aprobé entre 13 aspirantes». Cuenta cómo ha cambiado la población. En 1987 Almassora contaba con 14.700 habitantes y 22 policías municipales». «Ahora la población es de 26.000 personas y 54 agentes», detalla.

Una localidad que, además, «cuenta en estos momentos con una diversidad cultural y una numerosa población de aluvión (4.000 rumanos, 1.500 magrebís…). Todo ello ha provocado un cambio en las necesidades, exigencias y gestión de servicios de la Policía Local», asegura Verdoy, quien manifiesta que ha permanecido «durante estos 30 años en la primera línea de los cambios normativos, que se han redactado en los distintos gabinetes técnicos», subraya.

Con siete alcaldes

Muestra su orgullo de haber trabajado con siete alcaldes: Vicente Vilar, José Manuel Escuriola, Vicente Casanova, Josep Lluís Agustí, Carmina Martinavarro, Susana Nicolau y Mercedes Galí, «cada uno de diferente partido político... Creo que mal no lo estoy haciendo».

Pero, sobre todo, Verdoy describe las bondades de una profesión, «creativa, cuyo trabajo se diseña por la mañana y tiene sus resultados a lo largo del día». «Con la inmediatez en el resultado, con la cercanía con la gente, con la ayuda directa», asegura. Resalta el «factor humano» en atribuciones y funciones de los policías. «Es lo que de verdad satisface, lo que te llena. Una acción humanitaria que llega al corazón». Un Roberto Verdoy que, al margen de su actividad profesional, ama la gastronomía: «Sí, me gusta comer, lo reconozco».

También le gusta viajar y la naturaleza, «el contacto con la tierra, y por eso, cada vez más», le gusta ir a una pequeña parcela en Cabanes, el pueblo de su padre, «para estar al aire libre», detalla.

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