No hace mucho aún ' anar a la plaça' era el ritual perfecto en la compra diaria del condumio, en una tradición que se pierde en la noche de los tiempos. El Mercado Central de Castelló, que ha sobrevivido a guerras, pestes y cambios de ubicación (siempre en el entorno de la plaza Mayor), asume el reto de superar los efectos del estado de alerta dictado por el Gobierno.

El recinto ha tenido que «reinventarse» por la crisis sanitaria, que ha torpedeado la rutina diaria y habitual de la alhóndiga de la capital de la Plana.

«El reparto a domicilio del género, la posibilidad de comprar por internet y la permanente cercanía al consumidor son las claves de un nuevo esfuerzo que realizamos para seguir fidelizando a los clientes habituales, e incorporar de nuevos», apunta el gerente de la lonja al por menor, José Luis Hernández, quien aspira a que el Mercado Central recupere su pulso «a partir del mes de mayo, cuando se irán concretando las desescaladas».

El gerente, que agradece la labor del Ayuntamiento en el cuidado y protección de las instalaciones, asegura que «estamos preparados para solventar las dificultades que nos vengan». «Hay que poner en valor los mercados de proximidad», resalta Hernández. «Mucho se habló al principio del confinamiento de la labor que realizaban sanitarios, fuerzas del orden y supermercados, y no se citó para nada a los mercados de cercanía como actividad esencial», manifiesta el gerente de la veterana institución.

Mientras, en los vendedores, sensaciones contradictorias, entre un relativo optimismo y resignación calvinista. «Vamos tirando, y quiero que pase esta fase de transición hasta la normalidad », dice el frutero Oriol Castellví.

Sara Ochoa, por su parte, recuerda que «al principio todo fue un caos, pero ahora la cosa está mejorando notablemente»

«Es lo que hay. Tenemos que afrontarlo con valentía», relata Vicente Sanjosé, pescadero